Llevamos con el traslado al nuevo hospital de Ceuta desde mucho antes que Don Jenaro García-Arreciado, el que fuera Delegado del Gobierno, nos hablara de aquél 'semestre mágico' para la sanidad ceutí en 2008. Entonces decía que dicho centro estaría a pleno rendimiento a finales de ese año. Estamos a finales de 2009 y aún no se sabe nada cierto de cuándo comenzarán las actividades en el clínico.

 

A Don Jenaro lo recuerdo, fundamentalmente, por tres cosas. Primera, por su incontinencia verbal. Segunda, por su especial concepto de trabajador parado en Ceuta. Y tercera, por su apoyo a las Navieras que operan en el Estrecho y a su política de precios. Estas dos últimas me dolieron. También a muchas otras personas que viven en Ceuta. Sin embargo, la primera me producía risa esperpéntica. Sobre todo cuando aparecía en las fotos con ese ridículo casco de obra, acompañado de todos los aduladores de los que estaba rodeado, mostrándonos aparataje médico recién adquirido, o contándonos la frenética actividad que desarrollaba el equipo directivo de la sanidad ceutí para que todo estuviera operativo en las fechas convenidas. Hasta las particularidades administrativas de los aburridos concursos públicos de adquisición de material médico nos llegaron a contar. Eran tiempos felices para ellos. Incautos.

 

Pero el problema no está ahí, sino en que el traslado se ha convertido en la coartada perfecta para esconder otros problemas. Citas que no se dan, porque los servicios están cerrados. Aparatos que no funcionan, porque están desinstalados. Documentos que no se encuentran, porque '....con eso del traslado, no se sabe donde están'. Personal que falta en alguna consulta. Todo es por el traslado, que a su vez es por el bien de los ciudadanos. Lo mismo que contábamos la semana pasada sobre las ocurrencias de Vivas para justificar el caos circulatorio en Ceuta. También era en beneficio del ciudadano.

 

Cuando llegué destinado a esta ciudad, hace ya bastantes años, había un viejo funcionario que cuando llamaban de los servicios centrales pidiendo algún dato antiguo, siempre argumentaba que no podía darlo porque los documentos habían sido destruidos accidentalmente. Resultaba que, como consecuencia de unas inundaciones, una serie de papeles que había almacenados en un viejo archivo se deterioraron. Y otros se los comieron las ratas. Claro, no todos los documentos habían desaparecido, pero era la situación ideal para pasar desapercibido y no meterse en molestas búsquedas de información.

 

Algo parecido le ha ocurrido al Viceconsejero de Personal de la Ciudad Autónoma de Ceuta, a propósito de la Gripe A. Desde que ejerce, prácticamente han desaparecido las bolsas de contratación y las convocatorias públicas para la provisión de plazas. En la mayoría de los casos, sobre todo cuando necesitan engrasadores o asistentes sociales, recurren a las oficinas del Servicio Público de Empleo. De esta forma es más fácil que entren aquellas personas que interesan. Sin embargo, ahora nos dice que para cubrir con rapidez las bajas médicas por la Gripe A, recurrirán a dicho servicio público. Es decir, que la pandemia también va a servir para ocultar otras miserias.

 

De lo que se trata es de vivir el día a día y de aguantar como se pueda. Y cuando el traslado esté terminado, siempre habrá otra excusa para tapar las deficiencias en la gestión, que es lo que vienen haciendo permanentemente los actuales directivos de la sanidad ceutí, desde que ya en su día, hace ahora más de una década, se opusieron a la construcción del nuevo hospital y pretendieron sustituirlo por la reforma de un edificio ya amortizado, que en absoluto reunía los requisitos modernos para ser un buen centro sanitario.

 

El problema es que en este pueblo, unas veces por los engaños de los de la Plaza de los Reyes y otras por las cacicadas de los de la Plaza de África, no se acaba de salir a flote. Ni siquiera recordándonos que somos Europa, como ha hecho el Comisario europeo Samecki. Lo gracioso sería que la Macroprisión que nos van a poner en Ceuta estuviera a pleno rendimiento antes que el nuevo hospital. A buen ritmo van.