¿Sería deseable que se creara la Universidad de Ceuta?. ¿Es esto posible con el número de alumnos que hay?. ¿El Estatuto de Autonomía de Ceuta lo permite?. Todas estas son preguntas que se vienen haciendo los ciudadanos desde hace ya bastantes meses, incluso años, pero que nadie contesta. La Ciudad ofrece un Campus, es decir, un edificio en el que se ubicarían todos los centros universitarios que en la actualidad existen. El Estado dice que no hay dinero para financiarlo. La Universidad de Granada indica que jurídicamente no es posible. Los ceutíes callan y contemplan el triste espectáculo.

De la importancia y de los beneficios de la educación universitaria para cualquier país no cabe ninguna duda. Los países más avanzados del mundo cuentan con altos índices de población universitaria y dedican cuantiosos porcentajes de su PIB a financiarla. Países emergentes como India, están alcanzando grandes cotas de desarrollo, en parte, gracias al avance de su educación superior. Los informáticos indios son hoy de los más cotizados. La teoría económica justifica el gasto público en educación por los beneficios añadidos que la misma proporciona al desarrollo económico futuro. Incluso en estudios recientes sobre prevención de la delincuencia en nuestro país se cifra en casi medio punto porcentual la influencia que el número de estudiantes universitarios ejerce en la disminución de los índices delictivos nacionales.

En Ceuta hay cerca de dos mil estudiantes universitarios, repartidos entre los centros dependientes de la Universidad de Granada, que imparten estudios de psicopedagogía, magisterio, empresariales, ingeniería informática técnica de gestión, o enfermería; y la Universidad Nacional de Educación a Distancia, que dispone de uno de los centros asociados de mayor actividad a nivel nacional, en el que se tutorizan la mayoría de sus titulaciones.

Si se comparan estos datos con los de otras Comunidades, sobre todo con las uniprovinciales, el número de universitarios no es tan bajo como se cree. Sus porcentajes son casi similares. Y si a dicha población le sumamos el número de alumnos que están haciendo sus estudios universitarios fuera, los porcentajes casi se igualan. Sin embargo, y esto es muy importante, en número de alumnos de primaria se superan las tasas de todas las comunidades, menos las de Melilla. ¿Por qué no se mantienen estos porcentajes en la educación superior?.

Poniendo en relación el número de alumnos universitarios respecto a los de primaria, obtendríamos un índice de desigualdad, que reflejaría la proporción de alumnos que llegan a esta enseñanza superior. Ceuta, junto a Melilla, es una de las Comunidades con los resultados más bajos. Si a esto se le añaden sus mayores tasas de desempleo, la conclusión está clara. Factores externos, ajenos a su voluntad, impiden, también en esto, que su población acceda a los mismos niveles de desarrollo que el resto. Una vez más, el corsé jurídico al que se le está sometiendo de forma cobarde por los grandes partidos nacionales, aparece como la causa principal de su escaso desarrollo.

Una de las alternativas buscadas afanosamente por el gobierno local de Ceuta ha sido la construcción de un campus universitario. Una operación inmobiliaria más. Vendría bien para la ubicación de todos los centros actuales. Sólo eso. Y ni siquiera en esto hay acuerdo con el Gobierno central, o con la Universidad de Granada. Problemas jurídicos, presupuestarios y electorales lo impiden. Los perjudicados, como siempre, los ciudadanos.

Que se tengan centros universitarios en Ceuta dependientes de Universidades de prestigio, es importante. Pero esto no es suficiente. En el devenir académico diario surgen obstáculos, a veces de difícil solución. Alumnos que quieren estudiar, pero que no disponen de los medios económicos suficientes. Proyectos innovadores de creación de empresas desarrollados por alumnos que no pueden ser atendidos por la Universidad de Granada, porque su centro está financiado por la Junta de Andalucía para proyectos en esta Comunidad. En Ceuta no existe el centro equivalente. Escasez de personal administrativo por problemas presupuestarios. Profesorado a tiempo parcial y mal pagado, que en algunos casos se ve obligado a vivir fuera, para complementar su sueldo con otras tareas.

La idea de la Universidad de Ceuta es algo más que un centro. Debe ser una marca, un organismo, adaptado a las peculiaridades de la ciudad, consorciada con la Universidad de Granada, con la UNED y con el Ministerio, pero que aglutine y gestione toda la educación superior en Ceuta, con la necesaria autonomía jurídica y financiera. En la Constitución española se habla de autonomía universitaria. En Ceuta esto no es posible. No se tienen transferidas las competencias en enseñanza. No se es Comunidad Autónoma. Pero aunque lo fuera, tampoco se puede tener Universidad propia, a juicio de algunos expertos, pues no se cubrirían los ratios. En el fondo sólo esconden sus intereses y su propia incompetencia. Hoy día, en la sociedad del conocimiento y de la información, se pueden desarrollar importantes proyectos de investigación e inversiones, sin necesidad de estar ubicados en los grandes centros de poder.

Pero también en Ceuta hay especificidades que harían posible y deseable la especialización en determinadas materias. Ciencias del mar, arqueología marina, lenguas semíticas o árabes, escuelas de comercio internacional. Se tienen las cuatro grandes culturas. Se tienen auténticos tesoros arqueológicos y marinos. Se tiene el capital humano necesario. A menos de cincuenta kilómetros tenemos institutos españoles en los que cientos de alumnos marroquíes cursan estudios en español y que podrían acceder a esta Universidad sin ningún problema. Por estas razones, también, sería necesaria, deseable y posible la Universidad de Ceuta. Pero tenemos un problema. Unos políticos que sólo piensan en sus sueldos y en tener muchos asesores personales. La Autonomía de Ceuta, si acaso para más adelante. Ahora es tiempo de elecciones.