La Universidad de Granada pretende impulsar la construcción de una Universidad en Marruecos. Concretamente entre Ceuta y Tetuán, en la zona del río Smir, en la región de la Kabila. La noticia se podía leer en el diario La Opinión de Granada el pasado 15 de noviembre, y el 18 de noviembre en las páginas dedicadas a noticias de Marruecos en el diario El Faro de Ceuta.

Según se explica en ambos diarios, la idea surgió en el año 2005, con motivo de la visita de los Reyes de España a Marruecos, durante la cual se firmó un memorándum en la ciudad marroquí de Tetuán mediante el que se pretendía intensificar la colaboración entre España y Marruecos en temas universitarios. A raíz de ahí nació el proyecto denominado 'Universidad de los dos reyes', que ahora se pretende impulsar, y que se anunció, al parecer, en el claustro universitario celebrado la pasada semana en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada.

Según se explica en estas noticias, el campus que se tiene previsto construir albergaría a unos 3.000 estudiantes, y entre sus estudios tendrían un importante protagonismo la lengua castellana, las Ciencias Sociales, o la Agricultura. Su financiación correría a cargo de la institución granadina y otros organismos no especificados en la información, y contaría con la participación de los gobiernos español y marroquí, no sabemos de qué forma. Su ubicación, a escasos kilómetros de Ceuta y Tetuán. Nada que objetar, sino todo lo contrario.

Las relaciones históricas entre España y Marruecos han sido importantes e intensas. Y lo siguen siendo hoy, por diversos motivos. También entre Marruecos y Francia. Pero entre las ciudades de Tetuán y Granada siempre ha habido unos lazos especiales, casi familiares, diría yo, desde que en 1484 llegaran los primeros refugiados andalusíes, al mando del alcalde de la localidad granadina de Píñar, Sidi Al-Mandari o Mandri. Fue entonces cuando se reconstruiría esta ciudad, que también se convertiría en el refugio de los judíos expulsados de España. Desde entonces Sidi Mandri sería Gobernador de Tetuán, hasta su muerte, tras la cual le sucedería su esposa, también andalusí, Sayyida al-Hurra. Quizás por ello, paseando por las calles de su casco viejo, muchos podemos recordar algunos lugares del barrio del Albaicín en Granada.

Pero, dejando historias pasadas aparte, el hecho de que se fomente una Universidad de estas características en el vecino país, en principio, es una buena noticia. Y ello por varias razones. La primera, y más importante, es porque el desarrollo de los pueblos se consigue a través del conocimiento. La segunda, porque está comprobado que en torno a las instituciones universitarias se generan todo tipo de actividades culturales, económicas, o sociales, que acaban influyendo en el desarrollo económico de las localidades en las que se ubican. La tercera, y más inmediata, porque esta inversión ayudará a paliar la difícil situación económica por la que se atraviesa en el norte de Marruecos. Y la cuarta, porque esto podría servir para estrechar lazos y hacer más intensas las relaciones entre Ceuta y Tetuán, y por tanto, entre España y Marruecos, a través del intercambio entre centros universitarios. ¿O alguien duda de que si el proyecto se hace realidad y la Universidad de Granada se instala en Tetuán, a pocos kilómetros de Ceuta, los centros universitarios de nuestra ciudad alcanzarán un mayor protagonismo?. O al menos, así debería ser, si el proyecto se diseña contando con todos los intereses de España en la zona. Y Ceuta debe ser uno de ellos.

Pero para que esto ocurra habrá que dejar claras una serie de cuestiones previas. Por ejemplo, quién dirigirá la institución. O qué sello y firma llevarán los títulos que se obtengan. Quién financiará el proyecto, no sólo la construcción de las instalaciones. Quién será el propietario de las instalaciones. A qué Universidad pertenecerán los profesores. Si se facilitará el intercambio de actividades culturales y de personas entre los centros de la Universidad de Granada ubicados a ambos lados de la frontera. Si esto se incluirá o no en un acuerdo transfronterizo más amplio que, en el marco del régimen jurídico de la cooperación transfronteriza, permita fijar objetivos razonables y realistas para el desarrollo económico de la zona.

Si todo esto se estudia con detenimiento y se incluye dentro de un plan de mayor calado, en el que cobre protagonismo el gobierno español a través de sus responsables de exteriores, estaremos ante una oportunidad extraordinaria de fomentar el desarrollo económico de esta zona, sin olvidarnos de los intereses de Ceuta. De lo contrario, estaremos ante un hecho anecdótico más, ante una ocurrencia de las que periódicamente tiene la Junta de Andalucía y su presidente, el ceutí Chaves, rehabilitando algunos edificios de Tetuán, pero olvidándose de que en el Tarajal está la frontera con España.