Verás Juan, ponme un bloody que te voy a contar una cosa, pero tu tranquilo, es una elucubración (dirán algunos) que refleja el lado más miserable de los estados llamados democráticos y que, por si no te has dado cuenta, te salpicará más tarde o más temprano. Dirás que qué te importa a ti el caso de Aminattou Haidar, la saharahui que -con un par- está de huelga de hambre por su pueblo. Pues mucho Juan, mucho.

 

Mientras esa mujer presenta una dignidad inquebrantable para defender a su pueblos (a los suyos), el mundo occidental (España como payaso de él) juega a efectos administrativos capitaneados por el tío más tonto que ha tenido la diplomacia española, Miguel Ángel Moratinos, que quiere ‘quitarse el muerto de encima’ dándole un pasaporte español a una persona que lo que desea es reivindicar su pueblo, vaya imbécil.

 

Pero no acaba ahí la cosa, otros ‘tontos de baba’ que pagamos todos los españoles con nuestros impuestos, se besan en la boca con el hijo de un dictador quien, a su vez, hace de dictadorcito bueno, mientras castiga a sus paisanos a la podredumbre de un estado feudal y, por lo tanto, dictatorial. Y es que los monárquicos se entienden entre ellos, y como dios les alberga, pueden someter la dignidad de los gobernados y pasarse la Carta de los Derechos Humanos por las ‘entretelas’.

 

Ya, ya sé que vives aquí, donde esas cosas no se pueden decir, vaya a venir algún ‘zumbao’ integrista y volarte literalmente el bar; pero… lo que és es lo és, permíteme el juego de palabras. La dictadura franquista traicionó al pueblo saharaui en 1975, permitiendo la invasión de las huestes del bárbaro Hassan II, cuado hacía unas semanas el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya había dado por nulas las pretensiones de Nuakchot (Mauritania) y Rabat (Marruecos) con la resolución 1.514 (XV) de 1960, que reconocía el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.

 

Que porqué te digo esto, porque a España no se le ha quitado la ‘plasta’ del trasero desde entonces, y su tan democrática monarquía arrulla al hijo de aquel dictador llamándole la Casa Real su ‘hermano de sangre’ ¡¡¡manda cojones!!!

 

También porque en época de crisis financiera, cuando las barbas de tu vecino veas pelar... Y es que todos, todos, todos, lo gobiernos democráticos acontecidos en este país: tienen miedo a Marruecos, y Ceuta está en el ‘ojo del huracán’ cada vez más aislada por su falta de tejido industrial y/o generador de riqueza, por un norte marroquí que alimentan potencias extranjeras que vienen, también, de la propia Unión Europea.

 

Espera que respiro Juan… ponme otro, porque si ya hablamos de la prensa local, mejor cogemos un barco y nos largamos; pagada con el dinero de una administración local que vive de la administración del Estado. Y tú dirás, qué tiene eso que ver con Amibattou; pues bien: ella demuestra más dignidad, la que le falta a la oposición ceutí para ‘coger el toro por los cuernos’. Viven entre el territorio de lo ‘políticamente correcto’ mientras los que gobiernan insisten en sus felonías; y no miran para abajo, donde aquella dictadura cría ‘dardos envenenados’ contra este espacio. Ella, mientras tanto, con su serenidad implacable, muestra que su pueblo no está en venta.

 

No, no quiero asustar a nadie, pero sería buena una reflexión común. Imposible a través de los medios que controla el Palacio de la plaza de África, pero, tal vez, en otros foros que puedan llegar a los ciudadanos, porque como el Estado (que somos TODOS) cierre el grifo, no sé lo que va a pasar. Y sería buena, decente, agradable, loable, incluso correcta, una actitud de apoyo unánime de la ciudadanía ceutí a Aminattou Haidar, que sí que ha demostrado tener una dignidad de pueblo como un castillo.

 

Vale Juan, no digo que haya que declarar la guerra al dictadorzuelo de más allá del Tarajal, pero convendría mandarle un aviso entre todos (a pesar que el más que discutible Nobel de la Casa Blanca lo apoye), así como a los cobardes que nos gobiernan (en todos los lados). Mientras tanto, ponme un bloody a la salud de tan respetabilísima señora.