- Supongo que en Ceuta, los miles de serviciales estómagos agradecidos que besan el suelo por el que pisa el Partido Popular se habrán puesto ya manos a la obra con su habitual campaña de propaganda.

Soraya Sáenz de Santamaría, después de un año plagado de desahucios (una media de 500 al día) y de porrazos, por orden de los delegados del Gobierno del PP, a aquellos que trataban de impedirlos, se ha convertido en adalid del derecho a la vivienda y ha mostrado sentimentalmente la intención del Gobierno de Rajoy de proporcionar “llaves para la esperanza” a algunos de los miles de desahuciados que las políticas que esta señora defiende a capa y espada han producido y continúan produciendo. Al borde de la lágrima forzada, ‘Triple S’ ha dicho que “nos puede pasar a cualquiera”. A buenas horas. El Partido Popular, como siempre, haciendo suyo todo lo que se le gana a fuerza de manifestaciones, presión popular, cabezas abiertas, huelgas y pelea en la calle. Pero que nadie se engañe.

Sí, toda ayuda es bien recibida, pero teniendo en cuenta el número de desahuciados en España y el número de viviendas (apenas llegan a 6.000) del que se nutre el Fondo Social de Viviendas del Partido Popular, esta medida no es que se antoje insuficiente, sino que directamente es ridícula. Es ridícula porque la solución no hay que buscarla en la caridad, sino en un cambio de legislación que anteponga el derecho a la vivienda al interés económico de los bancos rescatados con dinero público y causantes de la crisis. Este tanto que pretende apuntarse el Gobierno no es más que otra farsa, otro intento de callarnos la boca mediante limosnas.

Supongo que en Ceuta, los miles de serviciales estómagos agradecidos que besan el suelo por el que pisa el Partido Popular se habrán puesto ya manos a la obra con su habitual campaña de propaganda. Se estarán frotando las manos pensando en los cientos de maneras que hay de mostrar a la opinión pública lo maravillosos, lo solidarios y lo generosos que son sus jefazos. Las flores y las medallas estarán cayendo y colgándose. No sé si estos señores tan proclives a la autofelicitación y los golpes de pecho habrán visto “Pulp Fiction” de Quentin Tarantino.

En un momento determinado de esta película, el señor Lobo, el “solucionador de problemas” interpretado por Harvey Keitel, tras recibir un halago, suelta una frase no muy amable que ya ha quedado para la historia del cine de los 90. No trasladaré la frase a este escrito para que no se me tache de obsceno o de maleducado (otra vez), tan sólo quiero decir que buena falta nos hace en Ceuta un señor Lobo que deje las cosas claras a tanto limpiabotas del PP, a tanto lameculos encantado de sí mismo y de sus amos. Y ya que hablamos de cine, hablemos de sobreactuación, de la sobreactuación lamentable de nuestra Vicepresidenta.

El espectáculo que Soraya Sáenz de Santamaría nos ha regalado ha sido esperpéntico, algo patético digno de la peor película de Ed Wood. Si estas apariciones públicas van a empezar a ser habituales, no le vendría mal a la señora cursar un intensivo en el Actor´s Studio de Nueva York o en la Escuela de interpretación de Cristina Rota (por si quiere estar cerca de casa, que está la cosa mala) para que le enseñen algunas nociones básicas de interpretación.

Hablando un poco en serio, somos muchos los que nos sentimos insultados cada vez que el Partido Popular, el partido que se ha propuesto acabar con los derechos sociales de todos los españoles, pretende hacernos creer que ellos son los representantes de los desvalidos, de los parados, de los obreros, de los pensionistas, de los estudiantes sin recursos, etc.

Sus políticas demuestran lo contrario continuamente, demuestran que gobiernan para los de su clase social, para los ricos. Son los capataces más descarados de la Banca, y la señora Sáenz de Santamaría pretende que nos traguemos a golpe de lamentables tics interpretativos que con esta medida recién aprobada han puesto firmes a los banqueros y que su misión principal es salvaguardar el bienestar de un pueblo que está pasándolas putas. Señora, si quiere vender motos, al menos, aprenda a actuar.