- La ambición de Pedro Sánchez no conoce límites y lo que es peor hace daño a España. Con unos habla de plurinacionalidad y con otros de unidad de España.

Sánchez se reúne este lunes con los tres partidos de la izquierda radical: Podemos, Compromís e IU. Lo hace a pesar de que Pablo Iglesias no ha renunciado, tal y como exigía el acuerdo del Comité Federal del PSOE, al referéndum de autodeterminación de Cataluña. El PSOE va a tratar de acordar un programa de investidura con toda la izquierda radical que, de llevarse a cabo, supondría un aumento brutal del gasto público a costa de los contribuyentes y de las pequeñas y medianas empresas. Sentarse a negociar con quienes proponen imposibles es un muy mal indicio. Además, esta hipotética alianza con Podemos requiere -y Sánchez es consciente- del apoyo de los secesionistas catalanes.

Al mismo tiempo, Sánchez prosigue sus negociaciones con Ciudadanos, cuyo programa es diametralmente opuesto al de Podemos. No es posible hablar de la plurinacionalidad con unos y de la unidad de España con otros. No es posible hablar del contrato único con unos y de la derogación de la reforma laboral con otros. No es posible hablar de bajar algunos impuestos con unos y de subirlos todos con otros. El Gobierno de España no puede salir de una negociación digna del camarote de los hermanos Marx. La incoherencia ideológica de Pedro Sánchez está a la vista de todos.

Desde el Partido Popular de Ceuta pensamos que aquellos que aspiran a liderar España deben hacerlo poniéndose al servicio de los españoles, no sirviéndose de ellos para su propia ambición. España necesita un Gobierno con urgencia. Si todavía no se ha formado, es porque Sánchez se ha negado reiteradamente a negociar con el ganador de las elecciones, el PP. Los desesperados intentos de Sánchez por convertirse en Presidente a cualquier precio sólo nos pueden llevar a un Gobierno maniatado por Podemos y los secesionistas o a unas nuevas elecciones.

Los hechos de Sánchez son claros: busca una Gran Coalición, pero sin el PP. Por eso le cuesta más sentarse con Podemos, IU y Compromís, sus claros rivales por la hegemonía de la izquierda, y, en cambio, no tiene ningún problema en negociar con Ciudadanos. Ya va siendo hora de que Sánchez abandone opciones imposibles.

España necesita seriedad, diálogo y sentido común para conformar un Gobierno constitucionalista encabezado por el ganador de las elecciones. Es lo que quieren la inmensa mayoría de los españoles.