Todo tiene un límite. La paciencia, también. Desde CCOO venimos soportando, en silencio y con sufrida resignación, una infame campaña de descrédito, a todos los niveles y en todas direcciones, promovida por UGT. Nuestro sentido de la responsabilidad nos ha llevado a evitar polémicas. No creemos que los enfrentamientos sindicales sean buenos para defender con acierto los intereses del profesorado. Por ello hemos respondido siempre con serenidad y la mano permanentemente tendida. Pero lo que no puede ser es que UGT abuse de nuestro sentido de la responsabilidad, sin límite ni escrúpulo de ninguna clase, con la única intención de sacar ventaja de este trabajo sucio. Han llegado demasiado lejos. CCOO se siente en la obligación moral de explicar, con claridad, todos los hechos que han desembocado en esta lamentable situación. No puede seguir interpretándose el silencio de CCOO como un aval de veracidad al cúmulo de insidias y mentiras de las que somos objeto. No hemos rebajado en un ápice nuestra profunda convicción en relación con la unidad de acción sindical. Intentaremos que vuelva a fraguar. Pero desde el más absoluto respeto a la dignidad, a la verdad y la mutua lealtad, perfectamente compatible con la sana y lícita competencia.

El movimiento sindical en el ámbito de la enseñanza ha sido ejemplar. La Junta de Personal ha funcionado de manera extraordinaria durante dieciocho años. Porque todos compartíamos que ante todo, y por encima de todo, estaba el interés del profesorado al que representábamos. Tuvimos enfrentamientos (duros), discrepancias (lógicas) y tensiones (inevitables). Pero al final, siempre prevalecía el interés del colectivo.

Este planteamiento cambió radicalmente con el relevo en la dirección de UGT. ¿Cómo es posible que lo que ha funcionado magníficamente durante 18 años, deje automáticamente de funcionar? El único cambio ha sido en la dirección de UGT. El interés del profesorado pasó a un segundo plano. Para UGT la única prioridad es UGT. Trazaron una estrategia basada en tres pilares: utilizar el clientelismo de la Dirección Provincial (los que fueron miembros de la Junta de Personal de UGT ahora ocupan los cargos de la administración); aprovecharse del trabajo sindical de CCOO, y mentir en los centros, boca a boca, con un lenguaje difícil de igualar. En su paroxismo llegaron incluso a romper públicamente la unidad de acción. No calcularon bien el movimiento. Hasta sus propios afiliados y delegados se quedaron perplejos. Nadie podía entender qué estaban haciendo. Recularon como pudieron, acudieron al socorrido “donde dije,…. digo Diego”, y en un notable ejercicio de cinismo, intentaron convencer a todos de que ellos estaban por la unidad de acción. Desde CCOO actuamos con paciencia y compresión. Recompusimos la unidad con un gran esfuerzo. Aunque los hechos posteriores han demostrado que estaba sustentada sobre una base muy débil. UGT no había cambiado de postura. Disimulaban para no enfadar al profesorado; pero su único rival, adversario y enemigo era CCOO. No la administración. Lo único importante era atacar a CCOO. Abierta y soterradamente. Y así llegamos al proceso de elecciones sindicales. Un proceso electoral insólito. Nunca visto. UGT aspiraba a ganar las elecciones. Pensaban que todo lo que habían hecho, más los apoyos extra-sindicales, debía ser suficiente para ¡por fin! ganar a CCOO. Encontraron muchos aliados. La Dirección Provincial del Ministerio había tomado partido descaradamente. Sabían que el verdadero problema es CCOO que defiende los intereses del profesorado con independencia, fuerza e inteligencia. Los partidos políticos, de forma soterrada, irrumpieron en la campaña (pretendían tumbar a Juan Luis Aróstegui) .No hay que olvidar que las elecciones locales están muy cerca. En un caso, está claro que son cuñas de la misma madera. En otro, ¿Cómo explicar que un sindicato sin ninguna implantación en el sector de enseñanza, con una candidata absolutamente desconocida y sin haber hecho nada en los últimos veinte años consiga un delegado? Por primera vez desde ámbitos inusuales se pedía el voto para unas elecciones sindicales. La campaña fue muy dura. Emplearon todo lo imaginable sin ninguna clase de escrúpulos. Desde todos los despachos, se desplegó una intensa actividad. Proliferaron las insinuaciones y las presuntas y, más o menos, veladas amenazas (a los interinos se les “recordaba” quien “mandaba” en la Dirección Provincial y las cercanas oposiciones, a otros profesores su “inestable” situación en Comisión de Servicios y otras lindezas por el estilo). De todo esto podrían hablar mucho mejor (si se atrevieran) muchos profesor@s, fundamentalmente interin@s(el colectivo más débil y manipulable).Así, utilizaron todo el poder intimidatorio del que disponían (que es mucho) en una práctica muy cercana a la coacción. Al mismo tiempo, utilizaron a algunos candidatos, ingenuos y desesperados, para manchar la imagen de CCOO acusándonos de “hacer trampas” en el voto por correo. Todos los votos por correos, sin excepción, se han emitido siguiendo el mismo procedimiento. Independientemente del sentido del mismo (probablemente todos los sindicatos han obtenido votos por correo). De hecho, la propia UGT, en correo dirigido a sus afiliados, se ofrecía a “gestionar” el voto por correo. Lo único que se perseguía era atacar a CCOO y en unión de sus “escuderos” consiguieron (contra la opinión del representante ministerial) anular 7 votos de CCOO y “machacaron” telefónicamente a muchas otras personas que libremente habían votado a CCOO, consiguiendo cambiar su voto. Tras una campaña mediática reiterativa hasta el aburrimiento, nadie ha presentado ninguna impugnación por los votos por correo. CCOO se mantuvo al margen y en silencio, porque considera que desprestigiar una elecciones sindicales con el 83% de participación es un disparate colosal. Desde CCOO tenemos la absoluta certeza de que cada profesor o profesora vota a quien le parece bien. Una vez celebradas las elecciones llegó la frustración. Quienes se sentían ganadores por lo civil o por lo militar, y a pesar de todo, sólo consiguieron empatar. CCOO diez, UGT diez. Porque en unas elecciones que se celebran para elegir a los miembros de la Junta de Personal, quien obtiene los mismos delegados ha empatado (malos tiempos en los que hay que explicar lo obvio). Tras el enorme disgusto, recompusieron la figura y se prepararon para el siguiente asalto. Impedir, como fuera, que CCOO obtuviera la Presidencia. El argumento: debe ser quien tiene más votos. Curiosa reflexión. En las elecciones a la Junta Personal de Justicia, CCOO empató a tres representantes con UGT (en votos CCOO ganó con mucha claridad). Tras el empate, y con el voto de USO, UGT se hizo con la presidencia. ¿Alguien oyó pataleta alguna de CCOO? Aceptamos el resultado que no fue más que el fruto de las reglas del juego democrático que es obligado aceptar, siempre, y en todos los casos. Los planes no salían. UGT sabía que era imposible que obtuvieran los votos de ANPE. Otro fallo de cálculo, porque ellos estaban convencidos de que ANPE se quedaría sin representación, y se dedicaban a “hacer la pelota” a otros. Por ese motivo no dudaron en arremeter contra la representante de ANPE en los centros en una impresentable campaña de desprestigio personal y profesional. Fueron muy lejos. Y ahora no sabían como volver. ANPE era decisiva. Durante los últimos cinco mandatos, ANPE ha apoyado a CCOO para la Presidencia de la Junta. Lo hace convencido, porque ha trabajado codo con codo con CCOO. Y sobre todo, porque conoce de primera mano la verdad y no se le puede engañar. Sabe que todo el peso y el trabajo de la Junta ha recaído sobre CCOO, y que ha sido muy positivo para el profesorado. ANPE se siente partícipe de un excelente trabajo que pretende prolongar. UGT sabía esto perfectamente. Es más, sabía que incluso en caso de que ANPE decidiera no votar a CCOO, tampoco los votaría a ellos. Los habían machacado. Por eso sabían que CCOO ganaría la votación a la Presidencia. Reaccionaron intentando demorar la elección. Pensaban que si ponían en marcha una feroz campaña de presión, quizá podrían cambiar el sentido del voto, la derrota ya la tenían. Se han esforzado al máximo. La extraña coalición sindical-política-mediática, para tumbar a Juan Luis Aróstegui (no hubiese habido coalición, ni revuelo de ser otro el candidato), se puso en marcha para impedir que ANPE votara en conciencia. Pero necesitaban tiempo. Por ese motivo se negaron a asistir a la Junta de Personal cuando fueron reglamentariamente convocados. Mintieron cuando decían que no podían acudir en aquella semana (estaban en Ceuta, el lunes 13 y el martes 14) y mintieron cuando dijeron que no habían recibido la convocatoria (hemos presentado pruebas documentales de ello). Lo único que querían era ganar tiempo para ver si la referida operación prosperaba. ¿Qué interés podría tener CCOO en no convocar a UGT y CSIF? ¿Por qué motivo CCOO iba a empañar una sesión en la que iba a ganar la votación? Si hubieran acudido los veintitrés miembros de la junta, el resultado de las votaciones habría sido exactamente el mismo y cien veces que se repitiese sería el mismo. Es evidente que UGT trata, exclusivamente, de emponzoñar y ensuciar el proceso porque no son capaces de tolerar la frustración. Todavía no pueden entender cómo haciendo todo lo que han hecho y contando con los apoyos bastardos que han contado, están donde están. No van a parar. Lo peor es que se han cargado, acaso para siempre, un modelo de representación sindical que era extraordinariamente importante para el profesorado en momentos muy difíciles. Una pena. Ponen la guinda al pastel con un supremo ejercicio de cinismo. Publican “El profesorado de Ceuta merece respeto” ¿Qué respeto es aludir a un presunto e inventado defecto formal, para no acudir a la constitución de la Junta de Personal? ¿Así responden a los que los han votado? ¿En caso de que fuese cierto, es más importante un defecto formal, que esta manifiesta desunión que tanto ayuda a la administración y en estos tiempos? Han anunciado que impugnarán el acto de constitución. En consecuencia y por coherencia (sería extraño acudir a un órgano, que según ellos, está ilegalmente constituido), no asistirán hasta que esta se resuelva ¿Dos años? ¿Intentan boicotear o paralizar el funcionamiento de este órgano, durante ese tiempo? ¿Para eso ha votado masivamente el profesorado de Ceuta? ¿Tanto importa ser presidente? ¿Es más importante el orgullo y prurito personal que el servicio al profesorado? Lamentable. El trabajo de tantos profesor@s y durante tanto tiempo, la extraordinaria andadura de estos pasados años, el magnífico binomio profesores-sindicatos y la ejemplar unidad de acción sindical que es patrimonio de todos los sindicatos (incluida la propia UGT) están dilapidados. Alto precio para tan ridícula pretensión: SER PRESIDENTE.