- Este es un refrán muy popular por estos lares, sacado a colación cuando no se sabe muy bien como definir lo que está ocurriendo.

Sintetiza a la perfección, la visión que tengo de esos plenos maratonianos a los que últimamente nos tienen tan acostumbrados en la Asamblea y en los que resulta imposible - para el que los ve - sacar conclusión alguna, ante el abrumador numero de sandeces que en ellos se dicen, de los asuntos allí tratados, cuestionándose uno al final, si ha merecido la pena el haberlo realizado y si los temas tratados realmente tenían alguna importancia para la ciudadanía.

En cualquier caso, lo que si queda desde luego claro es que utilizan los plenos para tratar asuntos fuera lugar, algo así como si se creyeran la ONU o algo por estilo, y si no díganme a que viene llevar a pleno lo de la marcha programada para conmemorar lo ocurrido el 6-F de 2014. Aquí lo único que cabe hacer, si realmente desean conmemorar este luctuoso día y no utilizarlo para sacar de la tragedia un vil rédito político y mediático, es pedir permiso a la institución pertinente y si así procede que asista el que lo desee y punto, pero no, al parecer aquí lo que interesa es usarlo como arma política arrojadiza y para ello se tiran tres horas de cháchara, para al final como era de esperar nada de nada, eso si para escenificarlo se tiran los trastos a la cabeza y cuando ya no da para mas pues a otra cosa mariposa, todo una falta de respeto a los ciudadanos.

Pero ahí no queda la cosa, ya que cuando uno se barruntaba que el segundo de los puntos del orden del día referido al asunto de las cedulas de habitabilidad, al venir precedido de sentencia judicial, con diez minutos de dedicación iba a tener mas que suficiente, chasco al canto, con esto otras tres horas mas, hemos de suponer que motivado por el berrinche de una parte de la oposición que ve como se le va de las manos algo que si les hubieran dejado menearlo como pretendían les podría haber dado mucho juego electoral.

Y ya la siguiente interpelación a cargo del diputado no adscrito, como mínimo de traca, en la que se pide la realización a todos los diputados de un control de sustancias estupefacientes ¿a que viene eso? ¿es que este señor sabe algo que no quiere decir?, cuanto menos preocupante sobre todo porque se ve a la perfección que solo amaga pero no da, ciertamente surrealista y vergonzante.

En definitiva, sea como sea, el asunto es ofensivo en toda su extensión, utilizar un pleno para asuntos puramente relacionados con intereses partidistas es todo un engaño al pueblo, máxime cuando estamos en una ciudad con cerca de trece mil desempleados, con una de las tasas de fracaso escolar mas alta de Europa, con un paro juvenil sin visos de solución, sin una infraestructura económica con perspectivas de futuro, con problemas de seguridad, de inmigración o de colapso asistencial y económico.

Es a eso y no a sus miserias políticas, a lo que tienen que dedicar el tiempo en los plenos, pues se supone que para eso los ciudadanos les dieron el derecho a estar ahí representados, es en esa Asamblea donde tienen la obligación de aportar y debatir las ideas, pero ideas reales que se puedan llevar a efecto y que pongan algún remedio a todo este desastre en el que nos han metido, aunque claro, visto los visto, esto es como pedirles peras al olmo, ya que parece ser que cuando se sientan uno en esos sillones renumerados, se les atrofian los sentidos y lo único que venden es una cantidad de humo toxico que además de no llevarnos a ninguna parte, perjudican nuestra salud política y ciudadana.