La ciudadanía de Ceuta asiste con estupefacción al bochornoso espectáculo de la gestión política de nuestra ciudad. Ni existe capacidad para gestionar sociedades públicas arruinadas, ni existe capacidad para eliminar el endeudamiento brutal que padecemos. Ni existe suficiente cintura ni experiencia para solucionar o al menos paliar la situación del puesto fronterizo de El Tarajal. Hoy otra vez han muerto inmigrantes, de momento 11 inmigrantes víctimas de la desesperación y de la búsqueda de una vida mejor. Y con estos casi 30 van desde los asaltos a la vallas en 2005. Han muerto en un mundo cruel en el que algunos quieren poner más barreras físicas, cuando esas no son las barreras a interponer para que los que viven en el inframundo mejoren sus condiciones de vida. Las barreras hay que ponérselas a otros y en otros sitios, mucho más especulativos e incluso muy cerca del poder de estados fallidos e inconcebibles estructuras autárquicas.

Pero eso no es lo único, los atascos alrededor de ese ingobernable puesto fronterizo hacen que ni las ambulancias puedan llegar a su destino adecuadamente, y sea por eso o no, alguien fallezca antes que llegue, como ha ocurrido. Triste situación, fruto del desorden urbanístico de Loma Colmenar, donde no se debió construir el hospital, y donde adicionalmente se le ha colapsado para imposibilitar el adecuado acceso al mismo, la insuficiencia de aparcamientos, y eso sí, un montón de viviendas cercándolo. Con servicios que no pueden cumplir con sus objetivos de tiempos, ni por su organización, ni por las infraestructuras circundantes.

Para rematar esta necrológica los medios de comunicación han publicado sobre el atlas de mortalidad de la ciudad refiriendo la ya conocida desde el siglo XVI y XVII relación científica entre la mayor mortalidad y la pobreza y las malas condiciones de vida. Insignes médicos como Johan Peter Frank o Max Von Pettenkoffer lo estudiaron en profundidad cuando eran responsables de salud pública. Triste también saber que te mueres antes porque eres más pobre. Sobre todo porque estamos en el siglo XXI, un siglo en el que se puede llegar a la luna, y vivir en el espacio, pero no se puede eliminar el hambre y el acceso adecuado a los servicios educativos y sanitarios de todas las personas.

Si además, las tasas de delincuencia ponen a Ceuta en el ranking número 1, junto con el terrible desempleo que llega a 12.904 desempleados, con las mayores tasas de ruido y si queremos cerrar el círculo con la primera o segunda de fracaso escolar y un alto grado de analfabetismo. Nos preguntamos ¿Seguiremos invirtiendo de la misma manera en flores en el centro de la ciudad? ¿Seguiremos invirtiendo de la misma manera en festejos, actuaciones culturales y cenas para determinados colectivos? ¿Seguiremos haciendo caso omiso de lo que el Tribunal de Cuentas nos audita y recomienda?

Parece que no va con el gobierno que ganó las elecciones estas cuestiones, más bien parece que hay que agotar la gallina de los huevos de oro hasta que no dé más.

Es función de los partidos políticos intentar dar soluciones posibles a las necesidades de la ciudadanía, a través del desarrollo de sus programas políticos y con gobernantes honrados que tomen decisiones lo más justas posibles para la mayoría de la población. Es evidente que esto no está ocurriendo. Y UPyD-CEUTA, al igual que muchos ciudadanos que día a día piensan y dicen lo mismo va a seguir diciéndolo y proponiendo en su programa político soluciones a los problemas de Ceuta, porque esto que está ocurriendo no es lo que se merecen los ciudadanos de Ceuta y de España.