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Antonio Gil Mellado

Las brujas de entre los siglos XV y XVIII serán “indultadas” en Cataluña. Una iniciativa que el Parlament aprobó para reparar la memoria de las mujeres asesinadas y perseguidas por hechicería hace siglos.

Esta noticia no es fruto del género literario o cinematográfico. Esto es realidad; si no que se lo pregunten a la alcaldesa de Viladrau (Girona), Noemí Bastias, que, entusiasmada con la iniciativa para recuperar la memoria de sus brujas, empareja esta centenaria tragedia con la lucha feminista actual.

Una iniciativa parlamentaria con perspectiva de género saltaba a los medios de comunicación. Una noticia inverosímil, lo pienses como lo pienses y si indagas te resulta aún más extraña. En un estudio realizado, se calcula que más de 400 personas, mayoritariamente mujeres, fueron ejecutadas, ahorcadas y quemadas en el transcurso de varios siglos, entre el XV y el XVIII.

Toda la cámara votó a favor, salvo PP y Vox que votaron en contra. Ciudadanos se abstuvo y la iniciativa salió adelante con el fin de reparar y dignificar a las mujeres asesinadas en Cataluña. A los hombres, que también los hubo, no se les menciona.

No se trata de una iniciativa a la ligera, ¡no!, parece ser que es como consecuencia de un trabajo realizado durante los 15 últimos años del historiador, experto en la edad media y de historia moderna, Pau Castell de la Universidad de Barcelona, que no tenía, por lo visto, otra cosa mejor que hacer.

Entre tanto, ERC, Junts, la CUP y los comunes, apoyaban un manifiesto que dice: “No eran brujas, eran mujeres”. Los mencionados grupos consiguieron sumar a la propuesta, -parece ser que arrastrando los pies y catalogándola como una iniciativa ´simbólica´-, a los socialistas. Ciudadanos la calificó de “surrealista”, Vox de “falta de respeto” y PP de “no se vayan al siglo XV, tienen mucho trabajo que hacer”.

¡Ah!, ante las posibles críticas, los propulsores de esta iniciativa se adelantaron diciendo: “son los mismos que nunca han condenado el exterminio de las minorías”; es más, la alcaldesa no descarta ponerle el nombre de brujas a algunos espacios públicos, lo que enmarca dentro de la “lucha feminista actual y en la necesidad de acabar con la violencia de género”.

Esta iniciativa no está exenta de riesgo, las precauciones les serán necesarias, imagínense que le ponen a una calle el nombre de la execrable bruja María Pujol, (la Napa) de Prats del Llucanes, ejecutada en 1767, a la que cogieron con el hígado de una niña que había asesinado.

Y es que, estas y otras iniciativas similares para encontrar alguna semejanza en, términos de igualdad, son una abominación. No sé, este empeño por escoger lo peor del pasado, mirar para atrás, hacia la historia para acusarla, queriendo arrodillarla como si eso fuese posible. Algunos deberían saber que la historia está para enseñarnos a mejorar y crear el futuro.

En fin, habrá que permanecer atento a las siguientes noticias sobre este asunto. De momento, el próximo día 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora, se presentará un documental sobre las brujas ejecutadas en Cataluña.