- Las tropas regulares fueron creadas por el ejército español durante la época del protectorado de Marruecos o, como llaman los marroquíes, de la ocupación española de Marruecos.

Eran soldados indígenas, reclutados por el invasor, para luchar contra sus propios compatriotas. No eran, pues, simples mercenarios enrolados por la paga en un ejército extranjero para luchar contra un enemigo de este sino, en el sentido más literal del término, traidores a su pueblo y a su raza al servicio del ejército de ocupación.

Fueron reclutados en las ciudades y cabilas con la ayuda de valíes y cadíes corruptos, que eran recompensados en función de su grado de colaboracionismo con el invasor, y resultaron muy eficaces en la lucha contra la resistencia rifeña, capitaneada por Abdelkrim. Ya se sabe que no hay peor cuña que la de la misma madera.

No fueron los regulares, sin embargo, un invento de los españoles durante el protectorado. La Historia está llena de precedentes. Desde las legiones germánicas de los romanos hasta los gurkas malayos del Reino Unido, pasando por los jenízaros de los turcos; los mogataces de Orán; los mamelucos de Napoleón o los cipayos de la India, al servicio del Imperio Británico.

Lo que se mostró eficaz en la guerra se intenta reeditar ahora en la paz. No hay ningún escrúpulo en reclutar nuevos regulares dispuestos a traicionar a los de su propia raza y religión por una paga convenida.

El PP ha iniciado una campaña de captación de musulmanes, supuestamente influyentes, con el fin de organizar un nuevo partido, de corte racial, que erosione el voto de la UDCE y de la nueva coalición, Caballas, junto con el PSPC.

No es tampoco un invento nuevo. Ya lo han intentado en otras ocasiones y con distintas personas. Unas veces con más éxito y otras con menos. Por eso ahora tienen la exigencia de que el truco funcione y están dispuestos a gastar lo que haga falta. Para ello recurrirán a cualquier cosa. Lo mismo al movimiento vecinal que a las mezquitas o al narcotráfico. Ahora hay que parar a Alí porque ahora es peligroso.

Lo que convierte al hasta ahora inofensivo Alí en enemigo público del PP es su alianza con Aróstegui. El verdadero némesis de Vivas. El demonio del PP. El único al que Vivas no quiere tener sentado en un escaño de la Asamblea, frente a él, desnudando las vergüenzas de su gobierno de oropel. La campaña ya está en marcha. En realidad, comenzó hace varios meses. Primero, se difunde la calumnia: “Alí os ha traicionado”; “Se ha vendido a los cristianos”; “Se ha dejado manipular por Aróstegui”; “Ya no es el líder de los musulmanes de Ceuta”; etc; etc; etc…

Después se recluta un grupo de nuevos regulares, ansiosos de fama y de poder, que por una miserable paga o por situarse a la confortable sombra del poder, están dispuestos a apuñalar por la espalda (espero que solo sea en sentido figurado) a Mohamed Alí para intentar perjudicar sus expectativas electorales y sembrar la discordia entre sus filas.

Hasta el momento parece que las encuestas reflejan el éxito de la indigna maniobra urdida por el PP. Pero hasta el día de las elecciones todo puede cambiar. Ahora depende de cada ciudadano decidir si tienen razón las encuestas o si seremos capaces de cambiar nuestro inexorable destino hacia la extinción el próximo 22 de mayo.