03.30 am, hora zulú.
Un Audi A8 negro totalmente presidencial atraviesa las calles desiertas de Madrid en dirección a la Moncloa. Un titubeante y dormido Felipe González Márquez sueña en los asientos traseros del coche oficial, sin poder hacerse una ligera idea de para qué ha sido reclamado por Zapatero a hora tan temprana. Algo gravísimo, seguro.
03.45 am, otra vez hora zulú.
El coche para en la entrada de la Moncloa y un guardia civil solicita la identificación a Felipe.
-Identifíquese por favor
-Felipe González Márquez, ex presidente del gobierno de España.
-Lo que Ud diga, pero como no me dé papeles…
-Pero hombre,¿no me ve la cara? Si me conoce todo el mundo...
-Pues verá, así en pijama y con una boina en la cabeza, usted no me suena mucho.
-Entre en la garita, coño, y pregunte, que me están esperando para algo importante y le voy a meter un paquete encima que se va a cagar.
El guardia civil se dirige a la garita, y visiblemente nervioso vuelve al coche oficial.
03.50 am, hora zulú y tal y tal.
-Puede Ud pasar, Sr. González, tiene en mí a un amigo, un esclavo , un admirador, un siervo. Un error lo tiene cualquiera y pelillos a la mar.
-Te vas a enterar, listillo, cuando acabe de hablar con tu jefe vas a tener el mismo futuro que Moratinos dando clase en la Sorbona. ¡Chofer deprisa, a la puerta principal!
03.55 am, (sí, hombre sí, hora zulu).
José Luis Rodríguez Zapatero, en ropa de dormir y con un batín de seda de Hermés y zapatillas de satén de su mujer Sonsoles, espera ansioso en la escalera de acceso al Palacio de la Moncloa. Su mirada sigue al coche oficial que trae a González Márquez hasta la puerta principal. Sin dar tiempo apenas a que el chofer detenga el vehículo, el presidente se dirige al automóvil y él mismo abre la puerta a Felipe.
-Vamos Felipe, vamos, casi no queda tiempo.
-¡Joé quillo!, pero me puede desí que cohone passa.
-¡Corre Felipe, corre! Vamos a mi despacho.
04,00 am, hora zulú, por supuesto.
Una vez sentados, Zapatero comenzó a hablar a Felipe.
-Felipe, tengo que decirte algo que probablemente te resulte chocante.
-No te preocupes, después de haber oído a Cerolo, ya no me sorprende nada. Dime lo que sea.
-Felipe, soy Batman.
González Márquez reflexiona unos momentos asimilando la portentosa revelación y pregunta, a su vez.
-¿Cuánto hace que lo sabes?
-Hace una semana.
-¿Y cómo te has enterado?
-Me lo ha dicho Moratinos, que se lo había contado Leire, que le habían informado del CNI.
-Pero habrás pedido confirmación.
-¡Hombre Felipe! Sonsoles está segura; dice que ha encontrado las mallas de Robin al lado de la cama. Y ella dice que no falla, que donde está Robin siempre está Batman.
-Coño y cómo sabe que son las mallas de Robin las que ha encontrado y no las de Cerolo.
-¡Felipe joder! Yo a Cerolo no le dejo que se acerque a mi cama, ni harto vino, y mucho menos con mallas; así que ya me dirás, verde y con hojas… Robin.
-Tío, me dejas de piedra. ¡Batman ná menos! Esto es más grande que cuando decías que no había crisis!.
-Por lo menos.
-¿Y qué vas a hacer ahora?.
-Lo primero, decirle a María Teresa que monte una rueda de prensa. Y luego, reunir a los barones y baronas del partido y darles una explicación en tu presencia. Como si fuera lo normal.
-Jose Luis, con esto solucionamos las próximas elecciones. ¡Ni crisis , ni FMI, ni leches!