Después de estos años, en los que se ha primado la teoría del enfrentamiento y de la guerra preventiva, a la que con tanto entusiasmo se apuntó el PP, el hecho de que haya surgido una propuesta que apueste por la paz, el respeto al orden internacional, el diálogo intercultural y el entendimiento entre los pueblos supone un auténtico soplo de aire fresco, y un alivio para todos y todas. Hay otras formas de hacer política internacional, una forma de enfocar las relaciones internacionales que nada tienen que ver con lo propugnado por la Administración Bush, o por el PP en sus años de Gobierno, y que suponen mirar al futuro con esperanza, confiar en que es posible construir un mundo mejor.

Al PP no le interesa que la Alianza de Civilizaciones tenga éxito, porque supone poner en evidencia los graves errores cometidos en política internacional durante su etapa de Gobierno. Errores que supusieron la contribución de España a la ruptura del orden internacional, y la entrada de nuestro país en la guerra de Irak, una guerra ilegal que justificaron con mentiras, una guerra que se ha convertido en un auténtico baño de sangre, y que ha tenido como consecuencia un aumento de la inseguridad y de las actividades de los grupos terroristas en Oriente Medio y en todo el mundo.

Si al PP la Alianza de Civilizaciones sólo le parece una ocurrencia sin sentido debe ser porque no creen en la paz, ni en la posibilidad de conseguir grandes cosas a través del diálogo y el respeto mutuo. Estoy convencido de que la mayoría de la ciudadanía, y de manera especial los y las jóvenes, apoyan esta iniciativa, y confían en que su éxito permitirá a construir un mundo más justo y solidario, un mundo en el que los fanáticos y los violentos no tengan cabida. Un ejemplo de todo esto fue el apoyo que recibió la Alianza de Civilizaciones por parte de los y las jóvenes en las conclusiones del Foro Joven Internacional, un evento que reunió el pasado mes de julio en Alicante a más de 4.000 jóvenes de todo el mundo, que no dudaron en apoyar la iniciativa de Zapatero.

Los jóvenes creemos que es posible construir un presente y un futuro mejor para todos y todas, y estamos convencidos de que éste sólo se puede conseguir a través del diálogo, el conocimiento mutuo, y el respeto al diferente, siempre sometiéndonos a la que debe ser la norma fundamental para cada Gobierno, pueblo o cultura, el respeto a la Declaración de Derechos Humanos.

Frente a las mentiras que llevaron a la guerra de Irak, frente a la foto de las Azores, Zapatero ha tenido la valentía de realizar una propuesta innovadora, abierta, plural y solidaria, que además iba en contra de las teorías imperantes en ese momento, que no veían más allá de la imposición de las propias ideas por medio de la utilización de la fuerza, la coacción, la primacía de la ley del más fuerte, y la violación del orden internacional.

Podemos aprender mucho de otros pueblos y otras culturas, como ellos y ellas también pueden aprender mucho de nosotros y nosotras, y la mejor forma de hacerlo es dialogando y fomentando la comprensión mutua, abriendo vías de comunicación. Mediante la imposición poco o nada se puede conseguir, como ya hemos comprobado.

Por último quiero destacar que entre las recomendaciones realizadas por el Grupo de Alto Nivel para la Alianza de Civilizaciones se encuentra la creación de un “fondo global juvenil de solidaridad” para promover el entendimiento mutuo entre los estudiantes y los intercambios culturales entre ellos, propuesta que supone crear un sistema similar al de las Becas Erasmus, pero a nivel mundial, Una oportunidad única para muchos jóvenes para acercarse a otros pueblos, al tiempo que ellos mismos actúan como embajadores de su propia cultura, y que supone confiar en los jóvenes como impulsores fundamentales de ese mundo mejor que todos y todas queremos y podemos construir juntos, lo que no hace sino aumentar nuestra confianza y las esperanzas que hemos depositado en esta iniciativa.

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