Terminaron las vacaciones y se retoma el curso político. Con él también llegan los “palmeros”. La situación económica de Ceuta es inmejorable. La Ciudad ha cerrado el ejercicio 2006 con un superávit líquido de 1,7 millones de euros, según nos cuenta el flamante Consejero de Hacienda el último día de agosto. Y además, el estado de las arcas municipales es saneado y solvente. Ya antes de las vacaciones, su otra mitad, el también nuevo Consejero de Economía, nos había adelantado que en Ceuta no había crisis económica, sólo ligeros problemas con el paro y con el comercio local. Si esto es así, entonces el anterior Consejero de ambas cosas hizo una gestión impecable, por lo que los que le han cesado son bobos. Pero si el problema es que el actual no comprende bien estas cuestiones presupuestarias, entonces el bobo es él. Aunque también puede ser que se conozca muy bien los trucos contables y entonces piense que los bobos somos los demás. De cualquier forma, el sentido común me dice que si sobra dinero debería dedicarse, por ejemplo, a pagar los estudios fuera de Ceuta a los más necesitados, o a subvencionar el transporte marítimo. Pero si se utiliza para pagar deudas es porque lo que se debía no se había contabilizado convenientemente.