Los primeros nubarrones negros se posaron sobre la campaña del vetusto John McCain cuando el muchachito puso los pies en el escenario de la convención republicana de Minnesota el año pasado. Era la presentación a gran escala de la familia de Sarah Palin, la flamante candidata a la vicepresidencia del país, y allí estaba el joven Levi Johnston, vestido de traje y con cara de no haber roto un plato junto a la hija de la entonces gobernadora de Alaska, invitado de honor por haber dejado preñada a la joven con sólo 18 años y sin haber pasado por el altar como mandan los cánones del partido del elefante rojo. Horror.  Leer