- domingo 19 mayo 2024
Creo haber escrito alguna vez que desde que tengo uso de razón siempre quise ser un hombre falto de cariño. Lo intenté todo el rato a lo largo de mi vida, pero he de reconocer que hasta en eso he fallado unas cuantas veces. Supongo que me falta tenacidad y creo que cada vez que alguien siente algo agradable por mí se debe probablemente a que ni siquiera se me da bien hacer las cosas mal.
A lo mejor es que mi voluntad de fracaso se compensa inconscientemente con mi rara habilidad para no rematar los errores, de modo que cuando rompí con L. las sentidas frases con las que pensaba certificar mi fracaso en realidad estuvieron a punto de ponerle remedio. Ésa es la razón por la que mis destrozos me han producido siempre mejores resultados que mis obras. Aquella madrugada sonaba «Almost Blue» en la radio del coche y la trompeta de Chet Baker me ayudó a sincerarme: «Lo siento, pero me suele ocurrir. Resulto más convincente al disculparme si alguien pierde la fe en mí. Me crezco en las caídas, pero cada vez que me levanto es como si sintiese nostalgia del suelo. Diga lo que diga, no te arrepientas de romper conmigo. Supongo que no podría recordarte con cariño si no me sintiese culpable. Lo nuestro no duraría. Me ocurre con el amor lo que con el invierno, que cada vez que me acerco al fuego por alguna extraña razón me coge el frío». Con el tiempo rehízo su vida, se enamoró y tuvo un hijo. Aunque nunca supe gran cosa de ella, creo que se casó con uno de esos tipos dulces y hogareños que incluso se estriñen en ayunas. En cuanto a Chet Baker, lleva veinte años muerto en el que es probablemente el éxito más prolongado de una carrera en la que a veces ni siquiera fue dueño de sus deudas.