El portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, ha señalado hoy que el Gobierno de Rajoy acomete con la "esencial" reforma financiera, lo que no hicieron los socialistas, que nombraron como gobernador del Banco de España "al secretario de Economía de Pedro Solbes, a un amigo", ha censurado.

roma-El vídeo es de baja calidad, grabado con un teléfono móvil, pero la imagen no deja dudas. Se ve al gobernador regional del Lazio, Piero Marrazzo, mientras mantiene relaciones sexuales con un transexual. Se encuentran en una habitación de una casa y junto a ellos hay un plato con una sustancia blanca sobre una mesa. Parece cocaína. Al lado alguien ha dejado una tarjeta en la que está escrito «Piero Marrazzo».
La descripción es de los magistrados que investigan el último escándalo del centro izquierda italiano, cuyos votantes están llamados hoy a participar en las elecciones primarias de las que saldrá el nuevo líder del Partido Democrático (PD). La polémica obligó ayer a Marrazzo a presentar la «autosuspensión», un tipo de dimisión en el que cede el poder a su «número dos» y evita la convocatoria de elecciones anticipadas. El «caso Marrazzo» tiene repercusiones que van más allá del Lazio: mancha el nombre del PD, que ha utilizado precisamente la vida privada de Silvio Berlusconi para hacer oposición.
«Desde hace seis meses se dice que Il Cavaliere es un putero y ahora Marrazzo sostiene que es víctima de una persecución de los servicios secretos. Hipócritas». Críticas como ésta se pueden leer en la página de Facebook del ya ex gobernador regional, que ha pasado de albergar mensajes de apoyo a las denuncias sobre la doble moral de Marrazzo y del PD.
Además de a su principal protagonista, el escándalo también se ha llevado por delante a los cuatro carabineros que, según han contado en los interrogatorios, exigieron 80.000 euros para no revelar el vídeo. Al parecer, Marrazzo habría aceptado el chantaje y les habría firmado cheques por valor de 50.000 euros. Pese a repetir que «él es la víctima», Marrazzo se ha visto obligado a dejar el poder por las presiones de su partido. «Es un asunto personal en el que han entrado en juego las debilidades inherentes a mi esfera privada, y en las que he actuado solo. Los errores que he cometido no han interferido de ningún modo en mi actividad política y de gobierno», se despidió ayer.