El gobernante Partido Popular de Pakistán (PPP), que hace dos años sufrió el
asesinato de su líder Benazir Bhutto, recibió ayer otro duro golpe al ser abatido a tiros otro de sus hombres más influyentes: el gobernador de Punjab, Salman Tasir. Uno de los guardaespaldas de Tasir le disparó a bocajarro nueve tiros cuando el gobernador de la provincia más poblada de Pakistán -82 millones de habitantes, más de la mitad de la población- se aproximaba a su coche en un céntrico mercado de la capital. Según el ministro del Interior, Rehman Malik, tras el asesinato se encuentran las duras críticas lanzadas por Tasir a la ley contra la blasfemia defendida por los partidos y organizaciones religiosas y especialmente por los más radicales.