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Desde la Luna hasta Marte

Un pequeño paso para un astronauta, un salto gigantesco para toda la humanidad y las inolvidables imágenes repetidas hoy de cuando literalmente se intentó inventar el futuro con la llegada del hombre a la Luna hace justo cuarenta años. Un aniversario lleno de reflexiones y dudas sobre si Estados Unidos se encuentra verdaderamente interesado en perseverar dentro de lo que se ha descrito como la épica singladura protagonizada por el hombre desde las cavernas hasta las estrellas. El trío de astronautas de la legendaria misión Apolo XI -Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins- ...

Regreso a la Luna con Marte en el horizonte

Hace 40 años, cuando Neil Armstrong dijo, a la 2.56 hora internacional del 21 de julio (el día 20 en EEUU), la célebre frase "Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad", exclusivamente invención suya y por él mantenida en secreto hasta el último momento, según la versión oficial, cambiaron muchas cosas a 384.000 kilómetros de distancia, en la Tierra. EEUU, 'conquistando' la Luna. dio una bofetada importante a su enemigo soviético en plena Guerra Fría; en todo el planeta se pudo seguir en directo el acontecimiento (algo que no era tan normal entonces como ahora); el viejo sueño de los viajes espaciales se había cumplido; miles de niños y jóvenes encontraron entonces su vocación en la ciencia y la ingeniería y eso se notaría en las décadas siguientes, sobre todo en EE UU, etcétera, etcétera, etcétera.

Las huellas de Apollo en la Luna

El nuevo satélite artificial Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) ha mandado las primeras imágenes de los lugares en los que las misiones Apollo aterrizaron en la Luna. Las fotografías muestran los módulos y las sombras que éstos proyectan, lo que posibilita su localización. La cámara del satélite ha tomado instantáneas de cinco de los seis módulos de aterrizaje del programa Apollo, y se espera que fotografíe el del Apollo 12 en las próxima semanas. Las fotos sirven para conmemorar el 40 aniversario de la llegada del hombre a la Luna el próximo lunes 20.

40 años en la Luna

El 16 de julio de 1969, el Apolo 11 despegaba para alcanzar uno de los grandes hitos científicos de la Humanidad.  Leer

Madrugada en la luna

Una efeméride tan tremenda como la del hombre que pone el pie en la Luna concentra el recuerdo en aquello que estábamos viviendo a la ocasión, mientras se producía tal suceso. Aquello no sólo dejó recuerdos individuales imborrables, sino que dio, literaria y poéticamente, al traste con el misterio de Selene, rodando tranquila por montes y valles, desmelenada y prófuga entre nubes, aquella Luna de Víctor Hugo, eminentemente teatral y romántica, aquella Luna de Leopardi... La Ciencia había ganado una certidumbre pero, bien pensado, la literatura y la poesía en su entraña más subjetiva no perdieron nada. Éstas, como la religión y la mística, son sentimientos aparte, que valen por su enardecimiento subjetivo, más allá de la lógica o de las evidencias materiales. Los poemas de Hugo o de Leopardi no han perdido la menor calidad por aquello, siguen siendo admirables. En la novela negra, la Luna, con su luz de suspense, permanece como misteriosa encubridora de delincuentes, asesinos y monstruos. No le hizo perder el menor prestigio a la Luna de los apaches o de Jack el destripador. En relación con este caso, recordemos el dicho: «Cobra fama y échate a dormir». La Luna sigue siendo un mito. Un mito conquistado y violado, pero mito. Aunque sea una masa de tierra, es providencialmente necesaria como referencia material y sentimental, y después de violada, quisiéramos pedirle en matrimonio y llegar a habitarla. Pero lo chusco de aquel impacto público es que está lleno de anécdotas personales de todo tipo, además de su decantado reflejo en las artes, a veces con detalles tan magistrales como el siguiente. No tengo más que citar la película «Trafic», de Jacques Tati. Aquí se puede apreciar una escena tan hilarante como tierna. Tati es un humorista de lo más profundo y de lo más semejante a Chaplin. Su filmografía es, hoy por hoy, una joya de cinemateca. En esta corta escena, nos hace ver a un par de mecánicos que reparan un coche por la mañana, después de haber visto en la madrugada, por televisión, aquel desembarco sin peso en la Luna. Juegan a reparar el coche imitando el «ralenti» -tan cinematográfico- de los astronautas. Entre las infinitas alusiones al alunizaje que se produjeron en el arte, ésta es para mí la más entrañable. ¿Por qué? Como muchas gentes, no dormí esa noche -en España- por razones profesionales. Las restricciones en el suministro eléctrico nos obligaban a ensayar por la noche, a partir de la segunda función de la jornada. Ensayábamos «Los fantásticos», una comedia musical que había tenido un éxito de años en Broadway, con Elsa Baeza y Eusebio Poncela de protagonistas, y José María Pou dándoles la réplica, todos jóvenes y desconocidos, menos aquella encantadora Elsa, después mujer de Valerio Lazarov, un mago televisivo del «zoom». Habíamos tenido un en- sayo agotador, hasta las cuatro y media de la madrugada, y salimos del teatro Reina Victoria todavía excitados, discutiendo, bromeando, callejeando... Y, de pronto, nos paramos ante un gran escaparate, con cinco o seis televisores en marcha. Presenciamos con estupor aquella misma escena que Tati reproduce, convertida en una bella hipérbole llena de gracia, la misma que vieron tantos trasnochadores o trabajadores o insomnes en gran parte de Europa. La madrugada ironizada por Tati tuvo ese acierto máximo de interna conexión con el público. Y lo que me sucedió después contribuyó a hacerlo todavía más memorable, porque, festejando tal evento, estuve a punto de quedarme tuerto por el taponazo de una botella de cava. Luego llegó el fracaso de «Los fantásticos» y la evaporación de un sueño. Pero todo se termina fundiendo con la impresión de aquella madrugada, que dejó de ser cotidiana para gran parte de la humanidad. Todo lo mitifica el arte, a todo le saca un estremecimiento subjetivo. El arte mantiene mitificada a la Luna por necesidad referencial y espiritual, y esa madrugada de Tati, en la Luna, es ya un icono nostálgico para muchos espectadores y cinéfilos, para muchos profesionales del espectáculo y muchísima gente del común, que vivieron lo mismo aquel amanecer en el futuro.

«Para llegar a Marte primero tenemos que volver a la Luna», dice Pedro Duque

Dedicado a la ingeniería aeronáutica, Pedro Duque (Madrid, 1963) se ve obligado ahora como director de la compañía Deimos Imaging a mantener los pies en la tierra, pero sigue siendo para todos astronauta, el único de nacionalidad española, el único que tenemos. Con dos vuelos espaciales en su historial, recuerda la llegada del Hombre a la Luna (el lunes se cumplirán cuarenta años) con ojos que entonces eran de niño, pero con la misma ambición que un día le hizo desafiar la gravedad: regresar ahí arriba. -¿Cómo ha evolucionado la carrera espacial desde que llegamos a la Luna? -Han pasado cuare...

Un físico español desmonta los bulos que niegan los viajes a la Luna

Cualquiera puede hacer la prueba. Si escribimos Luna y Teoría de la Conspiración en el buscador de Google, aparecen con 320.000 referencias, lo que nos permite hacernos una idea de hasta qué medida está extendida la fantasía de que el ser humano nunca aterrizó en nuestro principal satélite y cuál es la controversia que el asunto desata. Los partidarios de que el viaje fue un fraude preparado por el Gobierno de EE.UU. y la NASA están convencidos de que el Apolo XI era en realidad una nave de cartón piedra y de que las imágenes de televisión que asombraron y emocionaron a millones de personas en...
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