Dicha actualización, con los cambios que conlleva se puso en marcha el pasado viernes provocando incluso algunos malos entendidos con los agentes de la Policía Local a los que no entendía muy bien algunas cosas.
Según han confirmado el consejero de Gobernación, José Antonio Rodríguez, el Superintendente de la Policía Local y el propio director general de Menores, Juan Hernández, desde el viernes los menores son dirigidos directamente a la Comisaría de la Policía Nacional para que se les tomen los datos y posteriormente se les hagan pruebas oseométricas para corroborar que se trata de menores. Pasando también por Fiscalía.
Y es que anteriormente a esta actualización del protocolo los menores eran conducidos directamente a los centros de acogida y después de varios días se les hacían los reconocimientos médicos, encontrando en algunos casos que no se trataba en realidad de menores, según explicó Juan Hernández.
Antes no se hacía así. “Se fue dejando para ayudar. Pero dada la situación lo han pedido los propios trabajadores. Si antes no se hacía de forma escrupulosa con lo que marca la Ley se hacía muy mal”, aclaró Hernández. Antes había un protocolo un poco de “andar por casa”, explicó Hernández.
Lo que ha cambiado es la ocupación de los centros. Sólo en la Esperanza se encuentran acogidos unos 83 menores en la actualidad cuando la capacidad máxima del centro oscila entre 60 y 65 plazas. En total hay más de 100 menores, entorno a 110, aclaró Hernández. Una situación que desborda los recursos y que ha aconsejado actuar con mayor diligencia.
La medida ha provocado una cierta descoordinación, ya que no ha sido hasta el lunes cuando la plantilla de la Policía Local ha tenido conocimiento del nuevo procedimiento. A pesar de que Menores tomó las medidas el viernes pasado.
Además, tampoco se permite la entrada a los agentes en el centro, algo que antes podía haber pasado, aunque Gómez puntualizó “no tener conocimiento” de que sucediera. “Si lo hacían, lo hacían mal”, apostilló Gómez.