Los cambios en la normativa urbanística siempre traen beneficios para algunos y Ceuta no iba a ser una excepción. Algunos partidos de la oposición -véase Ceuta Ya!- afeaban en los últimos meses la presencia de "pelotazos" en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Más allá de que el calificativo se ajuste o no a la realidad, el análisis del texto definitivo muestra grosso modo tres grandes afortunados: los dueños del Patio Hachuel, los de los bajos de la manzana del Revellín y la petrolera Cepsa.
Muy bien parada ha salido la propiedad del suelo de la céntrica finca situada frente a la comisaría de la Policía Nacional y al lado del Ceuta Center, que esquiva tener que incluir Vivienda de Protección Oficial (VPO) en la zona para conseguir que todo lo que quieran edificar allí pase por promoción privada, lo que también revaloriza el suelo y aleja las edificaciones públicas del centro de la ciudad.
El Plan concede uso residencial y contempla 5.121 metros cuadrados de edificabilidad sobre una superficie de 1.292. Esto se concretará en un edificio de cinco plantas y otro de tres.
También podrían salir muy bien parados los propietarios de los bajos de la Manzana del Revellín. La nueva ordenación contempla el uso comercial de algunos de los locales, algo que fulmina la idea de ampliar el espacio de esparcimiento cultural en pos de una fórmula mucho más lucrativa, que incrementaría el valor de esos huecos para la iniciativa privada.
Una de las grandes recalificaciones de suelo que contempla el PGOU tiene que ver con las instalaciones de Cepsa en Benítez. Una superficie de 104.946,51 metros cuadrados que quedaría liberalizada una vez se descontamine, dejando de ser considerado espacio industrial, para poder urbanizar.
La última versión del texto aprobada en el Pleno de la Asamblea proyecta la implantación de una zona de uso mayoritario residencial de densidad media, de transición con la zona de baja densidad en el entorno de los pantanos. También se incluye en este suelo una zona aledaña con la Carretera Ceuta-Benzú por la costa de actividad económica, principalmente comercial, y se prevé obtener una parcela para la construcción de un gran equipamiento, de dimensión suficiente como para poder albergar una gran instalación educativa, que deberá ceder la compañía a merced de la recalificación.
Lo mismo sucede con el espacio en el que se creará un entronque con la carretera Ceuta-Benzú por la costa.
Todo esto supone una revalorización sustancial del suelo del que dispone la petrolera, que antes solo se podía emplear para fines industriales. De esta forma, Cepsa podría vender dicho espacio a un precio mucho más atractivo a una inmobiliaria que se encargue de aprovechar los 36.276 metros cuadrados de edificabilidad que le otorga la modificación del planeamiento, incluyendo en ellos parte de vivienda de protección, que sí desaparece de otro lugar, el Patio Hachuel.
Ducar, sin suerte
Un caso muy similar al de Cepsa podría haberse dado con la petrolífera Ducar, que pretendía trasladar sus depósitos de San Amaro, pasando también a recalificar el suelo (una vez descontaminado) y disponiendo así de 29.611 metros cuadrados de edificabilidad residencial sobre una superficie total de 37.048 metros cuadrados.
Otro movimiento que hubiera revalorizado notablemente el suelo, abriendo una importante oportunidad de negocio para la firma. Sin embargo, la aprobación definitiva de esta parte quedó denegada por orden ministerial.