De existir, por nada del mundo se habría Sheldon Cooper la cita del Instituto de Estudios Ceutíes (IEC) sobre la línea ferroviaria que unía Ceuta y Tetuán, aunque el físico teórico enamorado del ferrocarril se habría llevado un chasco: poco se va a hablar de trenes y mucho de lo que trajeron a la ciudad.

Porque aquel 1918 no solo llegó el tren, también llegó Bertuchi y la onda expansiva de la Gran Guerra y la expansión del Protectorado convirtieron a Ceuta en una ciudad moderna y próspera, llegaron también el movimiento obrero. Un 17 de mayo de 1918 se inauguró el primer paso de un ambicioso plan de comunicaciones para vertebrar el Protectorado, no solo en el aspecto militar sino también en las relaciones económicas y sociales. Un tren que servirá de hilo conductor en unos años (1910-1920) en los que confluyen, por ejemplo, el Desastre3 de Annual, el trienio bolchevique y la crisis de 1917.

Unos años que desgranarán durante este martes 18 y hasta el jueves 20 de septiembre en la biblioteca el historiador melillense Santiago Domínguez y el cronista oficial de Ceuta, José Luis Gómez Barceló, que han abierto esta primera jornada con sus visiones sobre ‘La labor del Alto Comisario Gómez Jordana a través del Telegrama del Rif’ y ‘Ceuta, 1918: apuntes para una crónica’, respectivamente.

Este miércoles, el doctor en Geografía por la Universidad Autónoma de Barcelona, Joan Alberich, uno de los mayores expertos del país en la materia incidirá en la línea como “primer intento de vertebración del Protectorado español” desde sus aspectos "más ferroviarios" y José Antonio Alarcón retratará  el movimiento obrero en 1918.

El día 20, el teniente coronel de Artillería en la reserva, Juan José Contreras, se centrará en los  “aspectos económicos, financieros y otros” de “la historia de un sueño no cumplido” y Belén Abad, experta en la obra de Bertuchi recordará la década que, a partir de 1918, paso el pintor en Ceuta.