MUSEO DEL REVELLÍN

El pájaro que se coló por la ventana para devolver la inspiración perdida a Isabel Blanch

El pájaro que se coló por la ventana para devolver la inspiración perdida a Isabel Blanch
Isabel Blanch
Isabel Blanch

‘Alza el vuelo’ reúne en el Museo del Revellín hasta el próximo 9 de abril 35 dibujos de pájaros, desde el canario que inicio la serie hasta aves exóticas, realizados durante los días de confinamiento


En los días del confinamiento, cuando la angustia y el sopor gobernaban nuestras vidas a partes iguales, un pájaro se coló por la ventana de la casa de Isabel Blanch. Era un canario perdido y en el pico traía algo que Isabel creía perdido para siempre: la inspiración. 

Grulla. Isabel Blanch
Grulla. Isabel Blanch

Isabel Blanch Lardín (Ceuta, 1985) cursó estudios de Bellas Artes en la facultad Alonso Cano de la Universidad de Granada, pero la vida laboral y la rutina lejos de los pinceles habían terminado por secar su imaginación. Trabajar a jornada partida hace impensable reunir fuerzas para retomar los pinceles cuando acaba un duro día de trabajo y poco a poco había ido abandonando el arte, aplastado por la rutina envolvente de la vida real. Hacía ya años que no pintaba, pero el confinamiento y aquel canario lo cambiaron todo. “Unos hacían yoga, otros pan, yo volví a pintar”, resume con humildad. Aquello fue el comienzo de una tarea diaria que este jueves se ha convertido en una exposición. 35 dibujos de pájaros en acuarela y lápices de colores, desde el canario que inicio la serie hasta aves exóticas, que podrá verse en el Museo del Revellín hasta el próximo 9 de abril.

Blanch es pintora —aunque ahora trabaje en la Biblioteca no se deja de ser pintora nunca, por larga que sea la sequía— no ornitóloga. A golpe de lápices y acuarela ha ido conociendo un mundo, el de los pájaros, apasionante. En lo biológico y en lo artístico. La paleta de colores es inagotable, como lo es en la naturaleza, y en la muestra de Isabel Blanch se despliega como en un arcoíris alado. Son obras en un formato pequeño realizados en acuarela y lápices de colores, una técnica rápida que deja tras de sí las huellas del proceso, detallado y sobrio y con un punto de inocencia.

‘Alza el vuelo’ es además un canto al poder curativo del arte. Blanch confiesa que refugiarse en los dibujos le devolvió no solo la inspiración sino también la paz. La misma que invade al espectador al pasear frente a sus pequeños dibujos de aves de todos los rincones. Solo una pega a su exposición: falta el trino de los pájaros de fondo para acompañar al visitante para redondear la experiencia. 

Un visitante muestra uno de los dibujos a un niño
Un visitante muestra uno de los dibujos a un niño
Carlos Rontomé e Isabel Blanch
Carlos Rontomé e Isabel Blanch

El pájaro que se coló por la ventana para devolver la inspiración perdida a Isabel Blanch


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