O la amas, o la amas. No, no nos ha fallado el teclado ni nos ha jugado una mala pasada el corrector; es que no hay dicotomía. Podría ser una exposición al uso, una de tres al cuarto, pero no lo es. La obra que ha propiciado la elaboración de este modesto artículo está lejos, muy lejos de ser, precisamente, algo modesto. El arte de vivir amazigh es mucho más que eso: es exotismo, es color, es atrevimiento... Es, en definitiva, singularidad.

La Fundación Premio Convivencia decidió apostar sobre seguro y, de manera paralela, intentar sorprender. Lo ha conseguido. La Ciudad lo ha conseguido: El arte de vivir amazigh no deja indiferente a nadie; tampoco a aquellos que no gustan de la pintura ni a quienes no comulgan con la temática elegida por su autora. Si lo de 'amazigh' no te suena, puede que sí lo haga el término 'bereber'. Despejadas las dudas semánticas, cabe reseñar que la expo se centra en la forma de vida que tenían las antiguas tribus amaziges (ya lo dice el nombre).

La obra está compuesta por una veintena de cuadros. Tamaños y formatos, hay para elegir; momentos, también. Eso es precisamente lo que Zahira Tigtate -la creadora- ha decidido plasmar sobre sus lienzos casi a modo de compilación: momentos. La carta de presentación con la que la pintora aspira a abarrotar la Estación del Ferrocarril hace acertada referencia a "un mundo vivo y colorido". La descripción no puede ser más adecuada: vivacidad, desde luego, no falta.

El relato que construyen las pinturas es el de la cotidianidad de los ancestros de los actuales bereberes, desde comidas familiares y grandes banquetes hasta ritos religiosos; también, paseos por los zocos y las medinas. Tras cosechar grandes éxitos allá donde ha estado expuesta, El arte de vivir amazigh ha encontrado acomodo en la sede de Premio Convivencia para dar a tus ojos el enorme gustazo que supone contemplarla in situ. Apúntalo en tu agenda: la fecha tope para perderte en sus escenarios es el 15 de enero.

Como no podía ser de otra manera, Tigtate ha tomado parte en el acto de inauguración. La artista ha estado arropada en todo momento por un abultado grupo de asistentes y curiosos, entre los que se atisbaban rostros tan conocidos como Pilar Orozco, Ernesto Sáenz, Mohamed Mustafa y Mohamed Navil. "Es un placer para nosotros tenerte aquí", confesaba la titular de Cultura.

Gracias a la ayuda de un intérprete, Zahira ha podido explicar a los presentes, uno a uno, el trasfondo de cada cuadro. "Para ella, el zoco es algo más que un simple espacio de compra-venta; es, más bien, un espacio social donde hay comunicación, intercambio de vivencias y mucha actividad", aclaraba el traductor.

Si te gusta la pintura, la visita es obligada; si simplemente te pica la curiosidad, la obligación es doble. Sean cuales sean tus intenciones o tus gustos, el que escribe estas líneas te recomienda encarecidamente que te dejes caer por la Estación del Ferrocarril para observar con detenimiento cada una de las creaciones que dan forma a El arte de vivir amazigh. Recuerda: tienes hasta el 15 de enero. Que no se te pase; no te vas a arrepentir.