La paciencia de la Federación de Motociclismo de Ceuta, que lleva casi un año esperando a que el ICD dé su visto bueno definitivo al convenio de uso de la pista de motocross acondicionada en la ladera norte del Monte Hacho, ha llegado a su fin. Su presidente, Gerardo Pizones, ha urgido este martes a la Administración local a finiquitar de una vez los trámites administrativos pendientes para que los alrededor de cien usuarios que se calcula puede aglutinar puedan utilizarla.
El tiempo pasado no ha sido, además, en balde. La vegetación ha vuelto a cubrir el solar acondicionado por Tragsa previa encomienda por cerca de 100.000 euros de la Ciudad y la lluvia, a falta de mantenimiento, ha arrasado con buena parte del manto de tierra, con lo que a fecha de hoy estaría "impracticable" y necesitada de "una nueva obra".
Aunque la reivindicación de un espacio para practicar motocross en Ceuta se remonta a "hace 20 años", el Ejecutivo local activó definitivamente en 2019 la vía para dar satisfacción a ese anhelo. En septiembre, Tragsa dio por finalizada su tarea y comenzaron "una serie de reuniones y peticiones por parte de la Administración para cerrar un convenio".
La crisis del coronavirus parallizó los trámites cuando ya parecían a punto de tener final feliz, y con la desescalada los motociclistas se han vuelto a topar con el ICD, que después de alegar que carecía de jurídico para dar el beneplácito correspondiente al texto, ahora "dice estar a expensas todavía de tres informes técnicos" a pesar de que "la consejera de Deportes, Lorena Miranda, nos ha ayudado en todo lo que ha podido con la mejor predisposición".
La Federación ha propuesto que el equipamiento, que tendrá horarios y días de uso limitados para evitar molestias acústicas en el entorno, esté abierta a cualquier interesado que acepte abonar "una cuota anual de aproximadamente 25 euros mensuales con descuentos a familias y similares" para garantizar la cobertura de las labores de mantenimiento que haya que realizar fuera de la temporada de uso más intensivo.