Jorge Caterecha lleva 30.000 euros recaudados a golpe de matrículas de honor. Durante 5 años ha sacado las mejores notas de Ceuta, lo que le supone no solo un galardón sino también un cheque de 6.000 euros. Este año, para finalizar su doble grado en Física y Matemáticas en la Universidad de Sevilla, lo ha rematado con una nota media de 10 —han leído bien— y nada menos que 7 matrículas de honor. Así que, un año más, y va un lustro, Catarecha ha recibido de manos del presidente Vivas el galardón que reconoce el mejor expediente universitario y el cheque que lo acompaña. Eso sí, para alivio del resto de universitarios ceutíes, este será su último premio. Ha acabado la carrera, esta cursando un máster y por delante le espera probablemente el doctorado y un más que probable brillante futuro laboral. La nueva economía está ávida de cerebros como el suyo. 

Los Premio Excelencia se otorgan desde el curso académico 2012/2013 por la Consejería de Educación y Cultura para recompensar a los mejores alumnos de estudios universitarios y enseñanzas artísticas superiores con un reconocimiento de carácter oficial y público y un cheque de 6.000, 3.000 y 1.000 euros para los tres mejores expedientes.

El primer premio ha sido para Jorge Catarecha Saavedra, por quinto curso consecutivo, seguido de Juan José Rodríguez Recio, alumno de Filosofía en la Universidad de Granada, con una nota media de 9,58 y 5 matrículas de honor. Y Chaimae Tnibar Harrus, que cursa un grado en Educación Infantil en la Facultad de Educación, Economía y Tecnología de Ceuta, y terminó el curso con una nota media de 9,34 y 4 matrículas de honor.

Para Caterecha, afirma —ya bregado con su rueda de prensa anual con los medios locales— “es un orgullo y una satisfacción que te reconozcan tantos años de esfuerzo y sobre todo que lo hagan en Ceuta, en tu ciudad, a la que yo tengo mucho cariño. Se agradece mucho esta iniciativa tanto a nivel personal, porque es un gran honor, como que a nivel público se dé a conocer que esforzarse para estudiar y para obtener un alto rendimiento académico está muy valorado”.

El método de Catarecha es sencillo: “Pasito a pasito, no es a corto plazo. Cuando empiezas la carrera no sabes cómo te va a ir. Tú te esfuerzas poco a poco, ves que va saliendo bien y eso te da ánimo porque ves que tu manera de estudiar es la correcta y te ves reconfortado”. Y da un consejo a quien quiera seguir sus pasos: “Que hagas lo que te gusta, porque hay que dedicarle muchas horas. Y, sobre todo, que no tengan miedo si alguien te dice que no porque esa carrera es muy difícil, porque si es lo que realmente te gusta, te va a ir bien”. A ello hay que sumar lo que por humildad no menciona Catarecha: una mente brillante.

Una estrategia que siguen sus compañeros de podio. Juan José Rodríguez Recio,, con una nota media de 9,58 y 5 matrículas en su carrera de Filosofía, recomienda  “trabajo continuo. Al terminar las clases echas unos dos o tres horas en la biblioteca y en épocas de exámenes prácticamente te encierras a diario y no hay descanso. Tienes que echarle muchas horas, esfuerzo y dedicación”.

Para Chaime Tnibar, tercera ‘clasifcada’, a la constancia hay que sumarle vocación: “Es cuestión de constancia, esfuerzo y valía personal y muy en especial en la vocación a la docencia, que es mi especialidad universitaria”.