La Policía Nacional quiere hacer de los más pequeños de la casa personas con plena capacidad de respuesta para detectar y repeler delitos informáticos. Tal y como anunció hace escasamente una semana a través de su canal oficial de WhatsApp, el Cuerpo ha llevado a cabo este frío 24 de noviembre una suerte de 'charla formativa' que tenía por objetivo principal prevenir a un grupo de padres -recomendaciones mediante- frente a los riesgos a los que sus hijos se exponen en Internet por el simple hecho de navegar por él, sean cuales sean sus intenciones o propósitos.

La iniciativa encuentra su razón de ser en el archiconocido 'Plan Director', cuya hoja de ruta pasa por todos y cada uno de los centros educativos de la ciudad. La parada de este viernes ha sido en el CEIP Lope de Vega, donde algo menos de una decena progenitores han asistido en calidad de invitados a un charla en la que el gustoso encargado de llevar la batuta ha sido -como siempre- Roberto Rodríguez, un funcionario adscrito a la Delegación de Participación Ciudadana de sobra conocido en ambientes como el que hoy le ha sido encomendado capear.

Pese a su aparente simplicidad, la problemática esconde tras de sí una innumerable ristra de pormenores. Si tenemos en consideración el amplio abanico de infracciones virtuales de las que los más jóvenes suelen ser diana de tanto en tanto, uno se da cuenta de que, efectivamente, el tema tiene muchas aristas. La lista es extensa: apuestas deportivas, engaños pederastas, ciberacoso, usurpación de identidad, virus... En definitiva: todo aquello de lo que querrías tener alejado (bien alejado) a tu hijo o hija.

Aun no teniendo datos a la mano, Roberto decía saber de buena tinta que "hay muchas denuncias por esta cuestión", por lo que no hablamos, precisamente, de un asunto baladí. La coyuntura, claro está, no solo afecta a nuestra salada tierra; azota a toda España (a todo el planeta, de hecho). Para más inri, "en los últimos años, se ha producido un crecimiento exponencial en el número de delitos relacionados con Internet".

Visto lo 'apocalíptico' del relato, cualquiera diría que no hay lugar posible para la tranquilidad y que solo queda un '¡corred, insensatos!'. Afortunadamente, todo en la vida tiene solución; también el tema que hoy nos ocupa. Por descontado, la mejor fórmula para evitar caer en infracciones de índole digital es la prevención. Los consejos, no en balde, varían en función del tipo de delito, a saber: "tener las cuentas bien protegidas, cuidar mucho la privacidad, comportarse en redes de la misma forma que en la vida real...".

Es evidente que a nadie le amarga recibir un 'me gusta' en Facebook o una mención en Instagram. La popularidad está muy bien, sí, pero nunca será lo más importante. "La privacidad tiene que estar siempre por encima", avisaba Rodríguez, quien tiene claro que, "cuanto antes se exponga a un niño a Internet, más proclive será a ser víctima de un delito". La realidad está ahí: un reciente informe concluye que la edad media de acceso a la pornografía ha caído hasta las ocho años, por lo que, quizá, deberías pensártelo dos veces antes de darle a tu pequeño un teléfono móvil, una tablet o un ordenador de ultimísima generación.

Si lo de padecer un delito ya es peligroso, lo de cometerlo está a otro nivel. "Muchos padres no saben que sus hijos también pueden ser autores", apuntaba Roberto. La solución en ambos casos es exactamente la misma: "Es vital controlar lo que hacen los menores, hablar con ellos, limitarles las horas de uso de Internet e informarles sobre las medidas de seguridad que deben aplicar". Ya sabes: si eres padre, toma nota de todo lo expuesto; puede que te ahorres algún que otro disgusto.