Soplaba un aire frío junto al mar cuando el calor de la compañía de Caballería Montesa 3 arropó a José Miguel Benéitez en su toma de mando como jefe de la unidad. Siguiendo el estricto protocolo de estas sesiones la toma de posesión se hizo efectivo pasadas las doce y cuarto de la tarde, relevando así a Eduardo Garcia Tafalla, que pasa a coronel.
Casi una hora antes los soldados armados con saxofones y tambores charlaban tranquilos en una esquina del patio del Acuartelamiento Coronel Galindo, hasta que su mando, espada en mano, dijo “música”, entonces formaron.
Coincidió casi en paralelo con la llegada de las primeras oleadas de público, que se fundía con las autoridades militares en la zona reservada al público, bien señalizada con una bandera de España.
En ese espacio, este viernes, tocaron vestimentas sobrias, mientras, entre la prensa, había mosqueo por el color de la cuerda de la que colgaba la acreditación: “Es azul y la chaqueta verde, no me pega”, decía uno de los periodistas quitándosela con gracia.
Con diez minutos de adelanto, como marca la puntualidad militar, comenzó el acto. La música dio paso a los soldados que salieron con los banderines de Caballería Montesa. Estos pasaron delante de las filas bien alineadas de autoridades.
De repente más público apareció por el córner. Una mujer con pamela a lo Ascott y otra de pantalón entallado fucsia pusieron diversión a la parte mundana de la toma de mando.
La militar también tenía lo suyo en la vestimenta. Con un look a medio camino entre la Compañía de las Indias y el Napoleón de Ridley Scott entró a prisas en el patio el portador de un último banderín.
De las columnas armadas con acordes se pasó a las que portaban, ya si, ametralladoras y espadas. Informaron de situación, sin novedad en el frente y todos formaron para después descansar.
Salió del edificio el estandarte rojigualda, España recibió un viva y su himno mientras los soldados que lo portaban acudían a la posición marcada por protocolo. Cientos de gaviotas pasaron por el cielo, azul con ligeros cumulonimbos, con los últimos acordes.
“El ejército está listo para ser revistado”, exclamó el coronel. “Revistémosle mi coronel”, contestó el Comandante General, Marcos Llago Navarro, pocos segundos después de hacer entrada en el patio del acuartelamiento.
Con música a medio camino entre los ‘Robin Hood’ y ‘Merlín el Encantador” de Disney, ejecutó la función Llagó Navarro que luego exclamó: “Vamos a por ellos, nuestra caballería está”.
Se leyó el Boletín del Ejército, nombrando oficialmente a Benéitez, tras citar al rey, enfundó su espada y el relevo se hizo oficial, con un abrazo con su predecesor. Tafalla se despidió del estandarte y el momento de su sustituto llegó.
Benéitez, madrileño de nacimiento, llegó a Ceuta por primera vez en 1998. Especialista en carros de combate, ha participado en misiones en Líbano, Afganistán y Somalia entre otras.
“Cuando me entere de que estaría al mando, pasaron por mi cabeza pensamientos difíciles de asimilar. Significa estar al frente de una de las unidades militares cuya presencia debe asegurar en la ciudad española de Ceuta el mandato constitucional en las Fuerzas Armadas”, aseveró en su alocución.
También se dirigió a la tropa: “Muchos observan una decadencia en valores de nuestra sociedad y nos miran como una auténtica esperanza, no les vamos a defraudar. Con lealtad recíproca y con fidelidad a su majestad el Rey y a nuestros jefes”.
Recalcaría nuevamente la españolidad de Ceuta el nuevo jefe, que también mostró su interés por potenciar la formación en manejo de tanques de sus subordinados.
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