La tierra no reza. Lo hacen sus gentes, las que pisan y trabajan día a día apoyadas sobre ella y encuentran fuerzas para seguir en tan diversos motivos como su heterogeneidad genética. Uno de esos motivos inspiradores de fuerza, en ocasiones, está en lo inmaterial y eterno de los dioses que ayudan a la humanidad a guiarse desde el fuego y más allá. Y en Ceuta, esa diversidad de gentes y creencias se hace, en ocasiones, palpable y visible, en fines de semana como este del 23 y 24 de septiembre en el que hasta tres comunidades celebran y expresan su fé inquebrantable de diversos modos. Se expresó la Comunidad Hindú hundiendo en el mar a Ganesh y paseándolo antes por el centro de la ciudad. Lo hizo la comunidad cristiana sacando a la Virgen de los Remedios en procesión para celebrar la Merced. Y medita en riguroso ayuno y desconexión del mundo la comunidad judía para celebrar el Yom Kipur desde la puesta del sol del domingo hasta la caída del mismo el lunes.

Una multiculturalidad que consolida la diversidad de la ciudad y sus gentes y que tal y como deseó el propio presidente de la Ciudad, Juan Vivas, el pasado 2 de septiembre, parece, con su expresión cotidiana de mezcolanza religiosa y cultural alejarse de esa temida “ruptura de la sociedad ceutí por razones étnicas o culturales” contra la que pidió “unidad” el presidente.

Lo de este fin de semana parece constatar con los hechos que la realidad de la ciudad es multicultural y que más que un “tinglaíto multicultural” como manifestó primero en privado y luego, contra su voluntad, en público el líder de VOX, Juan Sergio Redondo, en un audio en el que precisamente atacaba al a comunidad hindú, es su verdadera expresión en estos tiempos.

Más aún, la realidad desmiente aquel ataque en el que acusaba a los hindúes locales de expresarse más en público en busca de subvenciones, cuando el soporte y desarrollo de la festividad de Ganesh lo impulsa con sus recursos una familia de la comunidad con su esfuerzo, su tiempo, su dinero y sus amigos.

La unidad y la convivencia cuando no la hermandad entre comunidades, devociones y afectos se materializa en los detalles imperceptibles. La Virgen de los Remedios procesionó el sábado con un Om hindú en su mano izquierda. El símbolo espiritual de los hindúes remataba el tradicional hilo rojo bendecido por Ganesh que se regalan estos días para alejar el mal. Su politeísmo les permite sacar en procesión a Ganesh y apoyar la cuadrilla de porteadores bajo el paso el mismo sábado, como se dio el caso.

A la Virgen la acompañó todo el recorrido una multitud de centenares de personas. Las procesiones extraordinarias se han vuelto sino ordinarias, sí frecuentes. La pasada semana se encontró con sus fieles en la calle, el Señor de Ceuta, el Medinaceli. Y raro es el trimestre que no se sucede alguna salida excepcional de algún paso.

Y la calle lo secunda. Como ayer. Si algo define a nuestros días es el teléfono móvil y la tendencia a compartir en fotos y vídeos nuestro día a día con el resto del universo. Las redes sociales sirvieron este sábado de altavoz a esa multiculturalidad y el espectáculo se afanaban en captarlo viandantes anónimos que se tropezaban con la colorida y sonora procesión hindú o con la solemnidad de la Virgen de los Remedios acompañada de su solemne protocolo y la Banda de Música.

La ciudad de Toledo sigue aún recogiendo parabienes de su historia de tolerancia y convivencia en los duros tiempos en los que convivieron sin mayor problema judíos, musulmanes y cristianos. Tal vez en el futuro y aunque con una escala más pequeña a Ceuta le suceda igual. El atractivo de este engranaje cultural, crisol, es innegable a la vista de las reacciones en la calle.

En lo que se ve, como ayer, la festividad de Ganesh y la procesión de la Virgen de los Remedios y en lo que no se ve, pero se puede también sentir, el Yom Kipur judío con su jornada de desconexión para la reflexión reforzada con el ayuno. En Ceuta, efectivamente, se unen las emociones, como reza el lema turístico, y además parecen mezclarse con naturalidad las culturas y las creencias.