Veinticinco años. Se dice pronto. La Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica ha cumplido este 12 de diciembre de 2023 un cuarto de siglo de gloriosa vida. Fue un día como el de hoy en 1998 cuando "un grupo de valientes decidió unir fuerzas para hacer valer sus derechos como personas con discapacidad física u orgánica". El resto -como suele decirse- es historia.

Está claro que no se cumplen veinticinco años todos los días. Buena sabedora de ello, COCEMFE ha decidido tirar la casa por la ventana y celebrar su efeméride por todo lo alto. Ya no es que la cifra sea redonda, es que la ocasión lo merecía (vaya que si lo merecía...). La sede de la entidad ha sido escenario este mismo martes de una populosa fiesta que ha tenido como principales protagonistas a sus propios usuarios. Café, zumo de naranja, pasteles, bollería, galletas y, sobre todo, mucho cante. ¿Acaso algo podía salir mal?

El lugar presentaba un lleno más que absoluto; no cabía ni un alfiler. A ojo de buen cubero (y a falta de datos fehacientes), el que escribe estas líneas diría que han sido alrededor de cincuenta las personas que han tomado parte en el jolgorio. Diversión, desde luego, no ha faltado. Tampoco homenajes: la cita ha servido de pretexto para otorgar algún que otro premio (de nuevo: la ocasión lo merecía).

La primera de las galardonadas ha sido Mercedes Medina, quien, pese al honor, no ha podido concurrir a la entrega. La presidenta de la delegación ceutí del CERMI ha tenido que delegar como depositaria en su homóloga de APASCIDE, María del Carmen Rosino. "Motivos personales", decían. Sea como fuere, el reconocimiento sigue siendo el mismo.

El segundo homenajeado ha sido Ahmed Ajneah, un veterano empleado de COCEMFE que, para su suerte o su desdicha (habría que preguntarle), ha entrado este 2023 en edad de jubilación. Atrás queda su destacada labor, su empatía y su buen hacer para con todos esos usuarios que, durante años, han sido su segunda familia.

No ha sido nada fácil, pero, tras mucho ruego y autocontención, el silencio y la quietud se apoderaban de la zona para dar paso a la lectura de un extenso y reivindicativo manifiesto. La gustosa encargada de ponerle voz ha sido la máxima responsable de COCEMFE en suelo caballa, María del Carmen Nieto, quien ha desvelado que el principal objetivo de los suyos "siempre ha sido que el colectivo tuviera visibilidad y una calidad de vida óptima".

"Detrás de estos veinticinco años, hay muchísimas personas; nos sentimos enormemente agradecidos con ellas por haber hecho que todo esto sea posible", rezaba el escrito, que apuntaba: "El camino ha estado lleno de luces y sombras, de alegrías y de tristeza, de éxitos y de frustraciones". "Si en veinticinco años hemos conseguido todo esto, imaginad lo que conseguiremos si nos dejáis otros veinticinco años más", concluía Nieto.