Son las seis y media de la mañana y José Castellón ya espera con su hijo, que tiene que ir al instituto a Hadu, en la marquesina más cercana a su casa, en la barriada de Juan Carlos I. Muchas veces "ha llegado tarde" o les ha dejado "directamente tirados" y esta semana, no iba a ser excepción. Las quejas se repiten por demoras de "más de una hora" que hacen que el joven y otros compañeros acaben por llegar "muy tarde a clase".

Hace algo de frío, el adolescente va bien abrigado, Castellón, algo más fresco. Mira el reloj y ve que no llega. "No pasa ni uno", exclama.

Y así sucede durante más de una hora. De repente, a las ocho menos cuarto, pasa uno de la línea 9. "¿Este va a Hadú?", le grita al conductor, que no le entiende, obligando a un segundo esfuerzo de su voz. Por suerte, detrás aparece la línea 6, la que lleva esperando desde las seis y media de la madrugada y allí se sube.

Castellón vuelve a casa cabreado. Lamenta que "no se acabe de solucionar" un problema del que ya se ha quejado en reiteradas ocasiones. "Durante un período parece que sí venían en tiempo y forma, pero ahora, a pesar de la municipalización, ya no", espeta el hombre.

Es el transporte uno de los problemas de vivir en la barriada, pero no el único. Semanas atrás se quejaba Castellón por los "constantes apagones de luz", que complicaban a uno de sus vástagos "terminar la tesis". También le enfadaban las cámaras de grabación de los autobuses, que llegaba a catalogar de "anticonstitucionales".

No le queda al hombre otra que la pelea, siempre con el objetivo de que sus hijos puedan salir adelante en las mejores condiciones posibles, residan en el lugar que residan.