La gestión de las redes sociales, ya sean particulares o al servicio de un colectivo o empresa, va mucho más allá de la mera publicación de mensajes: requiere un pensamiento previo, una estrategia sobre qué quieren sus propietarios transmitir a través de estas plataformas. Navegar en la inmensidad de internet no es fácil y resulta habitual tomar un rumbo inadecuado, de ahí que personas como la periodista Nadia Ziani sean necesarias. La experta en comunicación ha desvelado en la Estación del Ferrocarril algunos de sus secretos para sacar partido a estas herramientas a la vez que planta cara a la islamofobia a través del proyecto ECO: Evaluando Campañas contra el Odio' de la mano de la Fundación Premio Convivencia.

A qué público dirigirse, cómo generar interés o cuál es la marca que queremos vender son algunas de las cuestiones que ha planteado con una sencilla presentación al alcance de cualquiera. "Desgraciadamente", admite, creció sin referentes en redes sociales y no está dispuesta a que siga siendo así.

Por ello, más allá de su faceta de 'influencer', su intención con CEO, confiesa, es crear "otro tipo de narrativa" a través de las plataformas digitales diferente al "discurso de odio" que por desgracia acostumbra a ver en redes sociales y que además suele estar dirigido a gente joven, su grupo predilecto. Por ellos la murciana suele centrar sus talleres en Instagram y Tik Tok, redes sociales que considera más afines a la juventud. "Tampoco puedes abarcar todas las redes sociales, nos encantaría, pero por tiempo es prácticamente imposible", cuenta.

El lenguaje es, en todo caso "muy importante". Se desmarca de las expresiones como "piel fina" y reivindica el derecho a censurar aquellas fórmulas "que se han usado toda la vida y no nos damos cuenta de la connotación negativa y racista" que tienen como decir "voy al chino" en lugar del "bazar" o el "ultramarinos", ejemplifica.

Sea como sea está dispuesta a entrar a discutirlo. En eso consiste el activismo para la joven comunicadora, en "rebatir argumentos si sale un político en prime time y suelta un bulo". Eso sí, "siempre y cuando la persona que lo esté haciendo quiera hacerlo", ya que involucrarse de esa manera "tiene una repercusión en salud mental enorme". "No puedes pedir a esas personas que estén en todo momento dispuestas a explicarte cosas o rebatir, no puedes solicitar más de lo que ellos quieran darte", valora.