Suma más de un millón de seguidores en redes sociales y las ideas más que claras. A Kautar -o Kauzar, como lo escribe a veces- Mribet Abdeselam, la 'influencer' ceutí de 27 años más conocida como Río Paraíso, no le tiembla la voz cuando habla de la lucha contra la islamofobia y el racismo, el apoyo a Palestina o su postura con respecto al feminismo, un movimiento al que perteneció “durante muchísimo tiempo” hasta sumergirse más a fondo en la religión.

“No, no me considero feminista”, afirma con seguridad. Inmediatamente lo explica: “Llegó un día en el que me fui dando cuenta de que no había cabida en el feminismo, no luchábamos por lo mismo, así que decidí salirme, aunque obviamente siempre seguiré abogando por la mujer y sus derechos y el empoderamiento femenino”. “Una cosa no quita la otra” y de hecho gestiona algún perfil destinado a este público.

Lo cuenta en una pausa entre la grabación de varios vídeos. Tiene dos cuentas en Tik Tok, tres en Instagram, Facebook y un Youtube que confiesa “un poco abandonado”. Es mucho que gestionar, pero lleva desde los 14 aprendiendo, así que le sale casi de manera natural. Al principio “lo gestionaba regulín”, pero la edad y el ser más “rigurosa” en su contenido ha hecho que le den igual los comentarios “hirientes”.

Continúa con su relato, en el que recuerda que al conocer mejor su religión comenzó a darse cuenta de que “la lucha feminista no va a la par con la lucha de una mujer musulmana”. Las “perspectivas” de “lo que es la mujer y su posición” son “totalmente diferentes”. La conclusión para Kautar fue que “el islam no es compatible con el feminismo” y que si ella tenía que elegir decidiría tomar su fe como brújula y centrar su vida en la religión islámica.

Un camino que la ha convertido la 'influencer' musulmana que es a día de hoy y que a principios del presente mes de diciembre hizo que viajara a Valencia para participar en el II Congreso Autonómico contra la Islamofobia. Allí se dirigió a los medios de comunicación para hablar de todo aquello en lo que cree que “fallan” y generar “autocrítica” entre los periodistas.

“Queríamos conocer también su perspectiva, por qué se dan las noticias que se dan y en la manera en la que se hace”, recuerda satisfecha de las conclusiones obtenidas durante la jornada, en la que enseñó a los presentes que “no existe el terrorismo islámico al igual que no existe una almohada islámica o una mesa islámica”.

“Simplemente es gente que está pirada que mal interpreta a los escritos, igual que lo hay también en el cristianismo”, sin embargo, el “mal uso” de palabras como ‘yihadismo’ o simplemente ‘yihad’ –“que traducido significa ‘esfuerzo’ y es de hecho un nombre muy común”- ha provocado que para la comunidad islámica resulte “difícil” volver utilizar dichos términos.

Israel, “la niña pequeña de Europa”

En “la era en la que los jóvenes quieren hablar y decir lo que piensan y sienten” de manera libre Kautar está dispuesta a utilizar todas las herramientas a su alcance. Por ello, cuando se encuentra con la censura de las redes sociales, va saltando entre cuentas para poder alzar la voz en contra del “genocidio” que considera que Israel está perpetrando en la actualidad contra los palestinos que viven en Gaza.

“Yo soy pro Palestina, obviamente estoy a favor de la humanidad y creo que Israel es un estado genocida y colonizador, es la niña pequeña de Europa, ha estado desde siempre mimada por Europa”, señala con dureza sobre los “crímenes de guerra perpetrados con total impunidad” de la nación israelita. “Gaza es un campo de concentración y Cisjordania va por el mismo camino, es una auténtica barbaridad lo que está sucediendo ante nuestros ojos sin que nadie haga nada”, sentencia. 

El problema de la censura, intuye, es que frente a este mundo brutal las plataformas abogan por un enfoque “happy flower en el que solo hay paz, amor y positividad” en el que “el activismo no tiene cabida”. Y ahí, “están cometiendo un error, se tienen que adaptar”.

“Es difícil encontrar una pareja con responsabilidad afectiva”

No está sola en su lucha. El apoyo de su familia y su marido son grandes pilares para mantener a flote a Río Paraíso. Confiesa que “es un privilegio” no compartido por muchas personas que se dediquen a las redes sociales. “Les encanta lo que hago, se sienten muy orgullosos”, asegura risueña mientras confiesa que su madre “alardea” de ella en cuanto puede y no pierde la ocasión de decir que es su hija.

Es consciente de que “en una época en la que las mujeres estamos en constante lucha por nuestro poder es difícil encontrar a una pareja con responsabilidad afectiva” y, en el caso de los hombres, que este esté a su vez “deconstruido”. Su esposo, celebra, reúne estas dos cualidades.

“Me apoya de una manera en la que me deja brillar, me siento muy afortunada porque cuando es mi momento él se dedica a parar, a escuchar, mirar, ayudarme y no acaparar mi momento”, dice entusiasmada.

Junto a él vive desde hace cinco años en Alemania. Nació y creció en Ceuta, pero “desde muy pequeña” tenía claro que “quería volar”. La vida se lo puso fácil y logró abrir sus alas hasta aterrizar en territorio teutón. Un país que “no cambiaría por nada”.

Ahora, mientras surfea la ola de la popularidad, Kautar disfruta una vez al año de volver a su amada ciudad, a su gastronomía –“tan diferente de lo que conocemos del resto de España”-, a sus playas… un pequeño oasis en mitad del caos de las redes sociales al que regresar cuando el mundo se empeña en seguir mostrando su cara más hostil.