Cuando el pasado 19 de agosto saltaba la noticia de que una empresa promotora anunciaba una corrida de toros en Ceuta, las redes sociales empezaron a bullir. A la mañana siguiente, un ceutí ya se había movilizado en Internet y había abierto una campaña de recogida de firmas para decir no al regreso de la tauromaquia a la ciudad autónoma 27 años después. Y solo unas horas después, otra ceutí se ponía manos ala obra para responder con otra recogida de firmas en sentido contrario.

La primera campaña para recabar apoyos pedía al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta que, “habiéndose nombrado por si mismo defensor de los animales antaño, no conceda estos permisos, autorizaciones y licencias de modo que se impida la realización de esta corrida de toros”. La segunda, indisimuladamente taurina, hacia un llamamiento “a los que somos de tradiciones de toda la vida y españoles de pro” para reivindicar la vuelta de la tauromaquia a Ceuta. “Que se enteren estos modernos que es lo que queremos la gente de toda vida”, clamaba la responsable de poner en marcha la respuesta a los antitaurinos.

Dos campañas de recogidas de firmas que arrancaron casi al mismo tiempo (24 horas antes la de los antitaurinos) pero que en estos 12 días han conseguido resultados muy desiguales. 

Por un lado la campaña para pedir a la Ciudad que no conceda los permisos necesarios para celebrar un evento taurino sigue abierta y sumando firmas. Hasta ahora lleva cosechadas ya 3.024 apoyos para frenar la celebración de la lidia en Ceuta. 

Y en el bando contrario, el de los taurinos y “españoles de pro”, la situación es bien distinta. Hasta la fecha solo han recabado 210 firmas y la campaña de recogidas está ya cerrada por lo que no seguirá sumando apoyos, lo que supone 14 veces menos firmas que sus rivales animalistas,