FRONTERA

Los vecinos de Beliones atrapados en Ceuta piden que se reabra también el paso de Benzú

Los vecinos de Beliones atrapados en Ceuta piden que se reabra también el paso de Benzú
benzú beliones
Beliones visto desde Benzú

Reclaman que se aproveche la nueva etapa de relaciones con Marruecos para reabrir también la frontera norte, cerrada desde 2003


Omkeltoum tiene 60 años y desde hace casi tres décadas trabaja legalmente en Ceuta. Fue durante muchos años la empleada de hogar de Pedro Gordillo y desde su fallecimiento trabaja limpiando y cuidando a otra familia ceutí. Pero a ella, como a tantos trabajadores transfronterizos, el cierre de la frontera la dejó atrapada en la disyuntiva de volver a su casa o mantener su trabajo. Optó por lo segundo, con el agravante que ella ve cada día su hogar desde la ventana de la casa de Benzú en la que vive desde entonces. 

El paso fronterizo de Benzú se cerró en 2003 para tratar de poner coto a la creciente presión fronteriza, dejando aislados los vecinos de Beliones, muchos de ellos con su puesto de trabajo en Ceuta. Tras decenas de saltos, España decidió cerrar definitivamente el paso de Benzú en 2019. Desde entonces (hasta la pandemia) solo tenían permiso de entrada los tres imames que acceden por esa vía a Ceuta, así como los cinco niños que están escolarizados en la ciudad y las contadas visitas regladas y con acotación horaria para acceder al cementerio, prerrogativa de la que disfrutaban los vecinos de Benzú.

Vecinos de Beliones, este lunes frente a la Delegación de Gobierno
Vecinos de Beliones, este lunes frente a la Delegación de Gobierno

“Tenemos contrato, tenemos todo pero nos cierran el paso, La culpa es del ‘negrito’, la gente de Beliones no tiene culpa, trabaja y sale, no damos problemas”, explica Hakim, 60 años y más de 35 años cotizados en España. “Antes entrábamos con la tarjeta, pasábamos muy pocos al día, tres, cuatro personas, todas con contrato”. “Nos cierran por culpa de los inmigrantes. Pero nosotros qué culpa tenemos, los inmigrantes saltaban por ahí, y nos cierran la puerta en la cara a nosotros que llevamos toda la vida trabajando. Yo nací aquí, en el hospital de la Cruz Roja, veníamos a la Feria y todo, entrábamos sin problemas, comprábamos aquí, venimos al médico, pagamos impuestos, nunca hemos tenido problemas ni los hemos dado, pero por los saltos nos cerraron a nosotros también”, añade Omkeltoum.

Desde el cierre del paso de Benzú, hace ya casi dos décadas, su vida se complicó un poco más. Cruzar la frontera les supone casi media hora en taxi desde Beliones por una intrincada carretera. “Son 14 kilómetros, nos costaba 150 euros al mes y cobro 400 euros y llevo 27 trabajando asegurada”. “Ese paso es para la gente de Beliones y ahora no tenemos nada”, lamenta Hakim. “Y en el pueblo no somos mucha gente”, aporta Omkeltoum, “y siempre entrábamos y salíamos sin problemas. Tengo fotos de mi abuelo firmando con el presidente el agua para Ceuta”, explica, recordando que parte del abastecimiento de Ceuta viene de un manantial en Beliones. Y no solo eso. Los vecinos de Benzú entierran a sus familiares en el cementerio de Beliones.

“Marruecos no cerró esa frontera, la cerró España, la cerró la Delegación del Gobierno”, recuerda Aicha, 55 años y más de 20 trabajado legalmente en Ceuta. “La Guardia Civil es la que cierra con llave y no deja a nadie entrar por los inmigrantes”. Ahora, con la reapertura de la frontera del Tarajal creen que ha llegado el momento de replantearse abrir también el paso fronterizo de Benzú y que los habitantes de un lado y otro vuelvan a vivir como lo que son: vecinos

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