ANIVERSARIO

Vio cómo se llevaban a su padre para fusilarlo hace 86 años; hoy, le rinde homenaje

Vio cómo se llevaban a su padre para fusilarlo hace 86 años; hoy, le rinde homenaje
Acto de homenaje a los escoltas de Sánchez-Prado fusilados por el bando franquista / Pablo Matés
Acto de homenaje a los escoltas de Sánchez-Prado fusilados por el bando franquista / Pablo Matés
Se llama Alfonso González Ojeda y es hijo de uno de los escoltas de Sánchez-Prado ajusticiados en 1938 a manos del bando sublevado; pese a su avanzada edad, ha participado en el acto que UGT organiza cada año en memoria de aquel grupo de guardias municipales

Un acto sencillo, sin grandes dispendios, sin florituras, pero "necesario". Así ha sido el homenaje que, como cada curso, UGT ha oficiado este 10 de enero de 2024 en torno a la figura de los escoltas personales del que fuera el último alcalde de nuestra ciudad de la era republicana: el apreciado e inmortal Antonio López Sánchez-Prado. Porque no, Ceuta no olvida; Ceuta recuerda siempre -y sin hacer distinciones- a sus seres queridos.

Los policías municipales que permanecieron junto al difunto edil hasta su apresamiento a manos del mando sublevado han vuelto a copar los respetos de la central sindical que encabeza Juan Carlos Pérez. Fueron siete en total: todos acabaron fusilados en el marco de una temprana represión franquista tan solo cuatro meses después de que el propio Prado corriera la misma suerte.

Han pasado ochenta y seis años, más de 30.000 largos días desde aquel fatídico suceso que quebró familias enteras. Hoy, tantísimas décadas después, el recuerdo de uno de los ajusticiados perdura aún en la memoria de su hijo. Se llama Alfonso González Ojeda. Tiene 95 años. A pesar de su avanzada edad, todavía se acuerda del momento exacto en el que las tropas del caudillo le arrebataron a su padre.

Alfonso no era más que un crío cuando todo sucedió. A raíz de ese momento, se vio obligado a madurar prematuramente. Según relata, su progenitor y sus compañeros "no habían hecho nada"; simplemente, dada su condición de guardaespaldas, "tenían que cumplir con su obligación".

"Lo amarraron y lo subieron a una camioneta", narra González. En aquel instante, con la inocencia y la candidez propias de un niño, él quiso acercarse al vehículo para darle a su papá un beso de despedida, pero... "Mi madre me dijo que no podía". Ya a bordo del automóvil, el grupo fue llevado "hasta el antiguo Cuartel de Sanidad", situado en la calle Padilla, justo al lado de donde hoy se ubica el Teatro Auditorio del Revellín. "Allí, les hicieron toda clase de perrerías", cuenta Alfonso con cierto pesar.

Dice el anciano que los guardias le quitaron a su padre hasta el dinero que llevaba encima: "Diecinueve pesetas y cincuenta céntimos". Inclusive, "le preguntaron por el patrimonio que tenía". Aun con todo, "no encontraron motivos para fusilarlo", por lo que "le obligaron a firmar un papel que decía que tenía armas en casa y que iba a repartirlas por ahí".

La ceremonia ha tenido lugar -como siempre- en torno al monolito del mismo Sánchez-Prado. La siempre serena estatua del regidor más querido de Ceuta ha vuelto a ser testigo directo de un tributo que, por su significancia, se presta casi a obligación. "Mientras pueda andar, seguiré viniendo cada año", confesaba Alfonso.

Además del escenario, lo que también ha sido similar a lo visto en anteriores ocasiones ha sido el modus operandi. Tras guardar un sentido minuto de silencio en el que solo las campanadas de la Iglesia de África han roto la quietud del momento, varios de los presentes en el lugar han depositado dos ramos de flores a los pies del monumento. Para rematar foto de familia y... hasta el año que viene.

El secretario general de UGT en suelo caballa considera que el evento es de suma importancia "dados los tiempos que estamos viviendo". "Estamos viendo cómo la ultraderecha está en auge no solo en España, sino en muchos otros países del mundo", lamentaba. Así las cosas, Juan Carlos Pérez cree que episodios como el hoy rememorado no pueden caer en el olvido. Lo cree por un sencillo motivo: "Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla".

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