La noticia del inminente nombramiento de Carlos Rontomé como máximo responsable de la UNED en suelo caballa ha traído más cola de la que, a buen seguro, el propio consejero de Educación y Cultura habría esperado en un primer momento.

El anuncio se producía poco después del mediodía del viernes, siendo la misma UNED la encargada de hacer pública la resolución vía comunicado oficial. En el escrito, la institución universitaria se limitaba a hacerse eco de "la decisión del rector de nombrar a Carlos Rontomé como nuevo director del Centro de Ceuta". De eso y de que "el relevo se producirá tras la finalización del mandato del actual director". Explicaciones, ninguna.

Parecía claro que Rontomé -que se despidió hace más bien poco de toda opción de seguir calentando su actual escaño más allá del 28M- volvería al ámbito de la enseñanza tras su fugaz paso por las altas esferas de la política ceutí. Al fin y al cabo, la docencia ha sido una de las actividades a la que más tiempo ha dedicado a lo largo de su vida profesional. No obstante, lo que ha chirriado a propios y extraños no ha sido su regreso al gremio cual hijo pródigo, sino su súbito ascenso de escalafón.

A la furibunda acusación del PSOE sobre lo que su secretario general no dudó en catalogar como "un claro ejemplo de puertas giratorias", hay que sumar, ahora, la réplica de la contraparte: la Ciudad. La Administración local ha salido al quite haciendo llegar a los medios una grabación del aún vicepresidente segundo del Gobierno de Vivas, grabación en la que se explica que "la decisión del Rectorado se produce porque el actual director ya ha superado los ocho años de mandato". Pese a no figurar en sus estatutos, al parecer, la UNED cuenta con una suerte de norma no escrita por la que sus gerifaltes territoriales no pueden seguir desempeñándose en el cargo transcurrido ese tiempo. Hasta ahí, todo bien.

Según la versión de Rontomé, "el Rectorado decidió acometer el cambio hace algunas semanas". Casualidad o no, su nombre se puso sobre la mesa (no sabemos si junto al de otros) para acabar siendo el elegido por Ricardo Mairal. Puede que el fallo del mandamás de la UNED obedeciera a los méritos académicos del parlamentario o a su pasada vinculación con la entidad, a la que el ex número tres del PP asegura llevar ligado "quince años": diez, "como profesor tutor"; los otros cinco, "como coordinador de Extensión Universitaria".

Finalizado el período previsto de dos anualidades, Rontomé habrá de "presentar un proyecto" si quiere afianzarse en el puesto. "El Rectorado tenía interés en que se hiciera de esta forma, más rápida y sin necesidad de realizar ese procedimiento", insistía el todavía diputado, que ha querido dejar claro que "la Ciudad no tiene nada que ver en el nombramiento", ello, a pesar de que -en palabras propias- esta "aporta una parte importante del presupuesto del Centro Asociado".

Es, llegados a este punto, cuando la cosa se tuerce. "Parte importante" (lo dice Rontomé) de la financiación de la UNED procede de las arcas ceutíes. Por extensión, "parte importante" del presupuesto de la UNED está incluido dentro del presupuesto de la Ciudad, lo que significa que el caballa de a pie paga con sus impuestos y tasas municipales hasta la tinta de los sellos que se utilizan en la universidad.

Aunque sin especificar cuáles, Rontomé afirma en su audio que "el vicerrector dio las razones del nombramiento" tras la reunión de la que salió este mismo. "Esa ha sido toda la mecánica y todo lo que ha sucedido en torno a esta cuestión", concluía el vigente titular de Educación y Cultura.

Si los amiguismos o la camaradería han influido o no en la designación, no lo sabemos. Si esa misma designación es resultado directo de algún tipo de trato diferencial durante los últimos cuatro años, tampoco. Mucho menos se sabe si la circunstancia acabará pasando factura a los populares en la cita electoral venidera. Como dice Vivas, habrá que esperar hasta el día de "la única encuesta importante" (la del 28 de mayo) para despejar todas las dudas al respecto.