CRISIS FRONTERIZA

¿Le salió a Marruecos el tiro por la culata?

¿Le salió a Marruecos el tiro por la culata?
Entrada masiva de miles de marroquíes por la frontera del Tarajal-14
Entrada masiva de miles de marroquíes por la frontera del Tarajal-14

Un informe del Instituto de Seguridad y Cultura explica cómo la entrada de miles de marroquíes en Ceuta terminó “poniendo al Reino de Marruecos a los pies de los caballos de la opinión pública mundial”


En mayo de 20212, Ceuta vivió un episodio inédito y difícil de asimilar. Un simulacro de invasión, una pantomima de la ‘Marcha Verde’ con más de 12.000 personas que puso los pelos de punta a los ceutíes, pero que era en realidad una fuga en masa. Un claro ejemplo de lo que en geopolítica se conoce como “estrategia híbrida” o maniobra en la zona gris. Lo que no está tan claro es que sea también un ejemplo de maniobra exitosa. 

Si algo tuvo el episodio fue su capacidad de impacto inicial, la potencia de la escenografía y el despliegue de extras. Pero le faltó relato. Esa batalla la perdió al primer compás, una vez pasada la primera confusión, concluye el informe del Instituto de Seguridad y Cultura elaborado por los expertos en geopolítica Josep Baqués, Manuel R. Torres, Javier Jordán y Guillem Colom. 

El empleo de un aluvión de menores en la última crisis migratoria de Ceuta, acaecida en el mes de mayo como “represalia” a la atención en España de Brahim Galo, tiene esos tintes (…) pero pronto se convirtió en un arma de doble filo con efecto boomerang, que terminó poniendo al Reino de Marruecos a los pies de los caballos de la opinión pública mundial.”

“Para empezar, la zona gris requiere una narrativa que la sostenga. Muchas veces en forma de lawfare. (…) Para que esa narrativa sea efectiva, no es preciso que pase ninguna prueba de la verdad. Más bien al contrario: lo importante es que se trate de un discurso que goce de la capacidad para atraer al público adecuado, dentro y fuera del territorio en el que se aplica la zona gris, aunque sea a costa de su rigurosidad. Al final, lo que se plantea en estos casos es un choque de legitimidades, disfrazado de choque de legalidades”. Y en este caso el relato no solo no era creíble sino que tenía un doble filo. “La zona gris pone en el epicentro del conflicto a la población civil. En muchas ocasiones, de la población civil propia. Porque lo que busca esa narrativa es movilizarla, incluso masivamente, en favor de su causa”. Pero Marruecos no trataba de convencer a su población, la quería solo como munición.

Efecto boomerang

“Uno de los problemas de la zona gris —apuntasen su informe Josep Baqués, Manuel R. Torres, Javier Jordán y Guillem Colom— radica en que el Estado interesado en establecerla termine jugando con la vida de sus propios ciudadanos. O que, en el mejor de los casos, esos ciudadanos, embebidos de esa narrativa y de supuestos derechos (quizá inexistentes) acaben siendo conejillos de indias o “escudos humanos”, manipulados por el Estado que genera la zona gris. El empleo de un aluvión de menores en la última crisis migratoria de Ceuta, acaecida en el mes de mayo como “represalia” a la atención en España de Brahim Galo, tiene esos tintes (…) pero pronto se convirtió en un arma de doble filo con efecto boomerang, que terminó poniendo al Reino de Marruecos a los pies de los caballos de la opinión pública mundial.”

Una de las claves de una maniobra en la zona gris suele venir envuelta en desinformación, una herramienta clave para manipular el relato a tu antojo. Pero en el caso de la entrada de miles de marroquíes por la frontera en mayo de este año la desinformación brilla por su ausencia. Almenas a este lado de la frontera. Los cañones de la guerra del relato en este caso apuntaban hacia dentro. La intoxicación informativa fue doméstica, las campañas de desinformación estuvieron dirigidas hacia el interior de su propio territorio, por un lado animando a una parte de la población a cruzar a Ceuta al aluvión y por otro lado, mensajes dirigidos al resto de la opinión pública denigrando la labor de los militares y la actitud de España. 

Nada nuevo bajo el sol, por otra parte: “Situar en un actor externo el origen de todos los males que sufre la propia población no solo es una forma de eludir la responsabilidad propia, sino también de aliviar las tensiones internas y redirigir el malestar de la población hacia un objetivo que no ponga en riesgo el régimen gobernante”, explica el informe.  Y muy habitual además en el caso de Marruecos, donde los límites de la libertad de información son cada vez más estrechos

Respuesta de la UE

La otra cara de una estrategia hibrida se mueve tras el telón de la diplomacia, tratando de sumar aliados y restárselos al enemigo. Y también aquí tropezó Marruecos: “Resulta obvio que en el contexto de un enfrentamiento híbrido los distintos gobiernos conciben como un objetivo estratégico provocar en su adversario efectos tales como el debilitamiento de sus alianzas, ahondar las brechas existentes en su sociedad, socavar la confianza hacia las instituciones y cualquier otro resultado que dificulte el margen de maniobra del Gobierno enemigo”. Nada de eso logró Marruecos con la avalancha de migrantes a través del espigón del Tarajal, más bien lo contrario. España logro el apoyo unánime de la Unión Europea que, por vez primera puso el foco en Ceuta (y Melilla) y empezó a ser consciente de la realidad de sus fronteras terrestres. Lo que que el Gobierno de Ceuta no había conseguido en décadas. 

¿Le salió a Marruecos el tiro por la culata?


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