El idílico universo de Red Bull saltó hecho añicos en Estambul Park. El gigante que habían levantado entre tres hombres, Dietrich Mateschitz, Chris Horner y Adrian Newey, se rompió por la ambición. La escudería energética tenía otro doblete en la mano (primero, Webber; segundo, Vettel) y lo que arrastra hoy, después del accidente provocado por el alemán al intentar rebasar a su compañero, es un cuerpo lleno de heridas, resquemores varios y un atisbo de guerra civil al estilo conocido en la Fórmula 1. Lo que vivieron Prost y Senna o Alonso y Hamilton en McLaren.
La conclusión primera es que en...