Ramadán Budarraa, de 28 años, quemó adrenalina suficiente bajo las bombas la semana pasada como para decidir dar un vuelco a su vida. «Voy a alistarme como voluntario. Me voy al frente con los rebeldes», le dijo decidido a este enviado especial, que desde ese momento se quedó sin intérprete.
Pero estrenarse en primera línea de combate, correr y tirarse al suelo para tratar de ponerse a salvo no fue lo que le llevó a tomar la decisión. Lo hizo porque pudo comprobar que para los insurgentes resulta imposible mantener las posiciones ganadas a las tropas de Muamar Gadafi en días pasados. Quiere po...