- La Unidad de Cuidados Paliativos no parece, pese a todo, un sitio triste.
-Es que no lo es. Nadie en esta casa ni en ningún otro centro recibe más recompensas y agasajos que quienes trabajan en ella. La gente (tanto el enfermo como sus familiares) se siente agradecida porque les escuchas, les acompañas y haces más agradable el proceso de la muerte.
-¿Todo el que ingresa ahí es consciente de que se va a morir?
-No, y eso es un problema. Los médicos y los profesionales sanitarios ven a veces la muerte como un fracaso de su labor, cuando es la «enfermedad» con mayor prevalencia: ¡cien por cien!...