El comunicado hecho público el miércoles por el magnate ruso Oleg Deripaska, manifestaba que su intención era colaborar y prestar cualquier tipo explicación a la justicia española. Pero su
encuentro con el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu y el fiscal José Grinda, que le tomaron declaración como imputado en Moscú por su supuesta implicación en una trama de blanqueo de dinero procedente de la mafia rusa que operaba en España, fue cualquier cosa menos cordial.