Me da vergüenzas, rabia, angustia, impotencia que se nos siga juzgando a las mujeres por nuestro aspecto físico. Al menos a todas las mujeres. Comprendo que aquellas que trabajen de modelos, que sean  profesionales de pasarelas y de revistas de desnudos se le cuestione si tienen la cintura más o menos abultada o si el pecho ha desafiado o no la ley de la gravedad.

Ellas exponen su físico como instrumento de trabajo, y está bien, es un acuerdo tácito.

Pero una ministra… una mujer que gestiona nuestra sanidad, que tiene la deferencia o el compromiso de venir a inaugurar un nuevo hospital y la crónica del articulo de opinión de Manolo de la Torre sea: “Yo tengo la impresión de que  Trinidad Jiménez ha perdido su enorme tirón físico, por más que tenga reservas aún suficientes, porque cuando ha conseguido ser ministra de la cosa, que tanto se le resistía, se ha descuidado un poco. Ha visto culminadas sus máximas aspiraciones políticas y se ha relajado. Y cuando una mujer se relaja, principia a olvidarse que su elegancia va de fuera a dentro. Y comienza a comer como una desesperada”

A medida que lo leía, me iba indignando más “el esplendor corporal de la ministra ha bajado  considerablemente”.

No se cuestiona su gestión, ni el discurso, no habla de sus palabras sino de su cintura “que ya no es tan breve como cuando trataba de derrotar a Ruiz Gallardón”

Eso lo dice un señor en un artículo de opinión de un periódico local, menos mal que en ese periódico hay estupendos profesionales a los que quiero y admiro profundamente, pero Manolo, me ha dejado indignada.

Nunca cuestiona la cintura del presidente Vivas, los kilos de Gordillo, la planta de los asesores del PP, ni siquiera critica el aspecto físico de los hombres del Psoe o de la Udece, pero hablando de mujeres… es otra historia.

Las mujeres,  le diría al señor de la Torre tenemos derecho a engordar y a no ser atractiva ante sus ojos, si no nos apetece, podemos relajarnos, comer o no comer y eso no cambia nada nuestro trabajo  en sociedad ni nuestra profesión. Una ministra debe gestionar bien el ministerio, ser honesta, honrada, trabajadora, inteligente… estar más o menos buena es algo secundario. Es más, es algo personal, es una elección o un regalo de la naturaleza pero para nada criticable.

De la Torre se pierde en las formas, cuando hablamos de mujeres, pero lo real, lo ciertamente real es que una mujer, socialista ha venido a Ceuta a inaugurar un nuevo y moderno hospital, que tendrá el nombre de otro socialista. Y ha sido una mujer, más o menos delgada o gorda, pero una mujer por mucho que les pese al sector machista, y una mujer de izquierdas por mucho que les duela al sector del PP