El hijo de Mirfat Ahmed Mustafa no tiene la misma suerte que los niños diabéticos de Andalucía o Madrid. Hace seis meses, este alumno de 5 años del Andrés Manjón debutó en diabetes y, a diferencia de lo que ocurre en otras autonomías, su centro carece de una enfermera escolar que lo pueda atender en horario lectivo en caso de sufrir una hipoglucemia o no poder inyectarse la insulina.

El Sindicato de Enfermería ha aprovechado hábilmente la coyuntura para volver a pedir a la Ciudad la recuperación de la figura. "Son niños que necesitan de un cuidado directo, continuo y permanente y una atención sanitaria durante toda la jornada escolar porque tienen diabetes las 24 horas del día, los 365 días del año", apuntan desde la organización.

El caso del pequeño de Mirfat no es el único. Solo en su centro, hay varios niños más con diabetes y otras enfermedades crónicas, como epilepsia o intolerancias alimentarias. Según SATSE, "sus familias también los dejan en clase inseguras porque nadie cuida de su salud en el aula". "Con la cantidad de horas que pasan allí, puede suceder cualquier cosa", advierten Elisabeth Muñoz y los suyos.

Al parecer, "Mirfat teme que la ausencia de una enfermera escolar que controle en el colegio las hipoglucemias de su hijo derive en una pérdida de clases", puesto que la mujer "tiene que llevárselo a casa para levantarle el azúcar e, incluso, al hospital", por no mencionar que cualquier emergencia requeriría de la intervención de una ambulancia atada a protocolos que pueden demorar la asistencia".

Desde la organización, aseguran que Ahmed "se opone a que esta desatención se prolongue más tiempo", pues teme  que ello pueda provocar que su hijo presente en el futuro "otras necesidades educativas ocasionadas por una pérdida de clases debido a la diabetes".

Por todo lo expuesto, SATSE asegura que "esta madre del Andrés Manjón reclama a las autoridades que la enfermera escolar pase a engrosar la plantilla orgánica de los centros en vez de estar sujeta a los cambios continuos de criterio por parte de la Administración". "Así lo pedirá formalmente a las Consejería de Educación y Sanidad y Servicios Sociales y al Ministerio de Educación", exponen los sindicalistas.

Los de Elisabeth Muñoz afirman que "Mirfat se pregunta por qué esta figura sigue sin implantarse en los centros"; máxime, cuando muchos de ellos "son inclusivos y cuentan hasta con aulas TEA". La maujer "tampoco entiende qué necesidad hay de que un docente esté en vilo ante un posible ataque de epilepsia o cualquier otra complicación en la salud de un alumno".