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Juicio al profesor del Ramón y Cajal por abusos a menores: “Me decía que si lo contaba me cortaba el pelo”

Juicio al profesor del Ramón y Cajal por abusos a menores: “Me decía que si lo contaba me cortaba el pelo”
La Sala escucha la emisión de la prueba preconstituida con el restimonio de una de las víctimas
La Sala escucha la emisión de la prueba preconstituida con el Testimonio de una de las víctimas
“Solo quiero que se haga justicia y este ser reciba su merecido y no se lo haga a más niñas para traumatizarlas”, reivindica la madre de una de las dos víctimas, que tenía cuatro años en el momento de los hechos denunciados. La Fiscalía pide 15 años para el acusado.

Este martes ha dado comienzo en la Audiencia Provincial la vista del  juicio por presuntos abusos sexuales a dos menores en el entorno del CEIP 'Ramón y Cajal’. El único acusado es un ex profesor del centro, que se enfrenta a 15 años de prisión. Los hechos se remontan a principios de 2020, cuando el profesor de educación física interino, que apenas llevaba un año en el colegio infantil, era detenido por presuntos abusos a dos menores de solo cuatro años de edad. 

Hoy, más de dos años después, el juicio ha arrancado con la prueba preconstituida del estremecedor testimonio de una de las dos menores, que para salvaguardar su intimidad y ahorrarle sufrimiento añadido, fue grabado poco después de los hechos. Un largo y complicado testimonio al que ni el sonido metálico de la grabación, ni la imagen en blanco y negro ha logrado restar crudeza. 

La voz dulce y balbuceante de la primera de las víctimas recordando lo sucedido a preguntas de los psicólogos, choca frontalmente con la sordidez de los hechos. La niña, en una grabación realizada pocos días después de la denuncia, relató con claridad y sin dudas, —aunque con comprensible timidez cuando tenía que aludir a partes concretas de su cuerpo o del de su presunto victimario—, lo que "Jose", su profesor de gimnasia le hacía “en el cuarto de baño”. Tocamientos “con un palito” (un bastoncillo) que luego chupaba, fotos y “besos con lengua” que se repitieron “muchas veces”. Y siempre, recordaba estremecida, con la misma amenaza del profesor: “Si lo cuentas te corto todo el pelo”. Una amenaza de la que daba un aperitivo a las pequeñas cortándolas un pequeño mechón a modo de aviso.

Pero pese a la amenaza del profesor, la niña se lo contó a su abuela, que se hacía cargo de ella mientras su madre estaba en Valdepeñas. “Le dijo a su abuela que el profesor le hacía daño”, ha recordado la madre de la víctima ”y mi madre empezó a preocuparse y preguntar qué le hacía el profesor”. La niña ya venía dando muestras de que algo raro pasaba, ha explicado su madre. Era "secreto" le dijo su abuela y no lo podía contar. Volvió a hacerse pis encima y lloraba y se enfadada a la mínima, ha recordado su madre y luego ha corroborado su abuela: “Venía meada del colegio y había dejado de hacérselo a los tres años.  Estaba nerviosa, lloraba y solo quería irse a dormir, que le dolía la barriga”. 

Un visible cambio de actitud en una niña habitualmente alegre, que se fue agravando, quejándose de dolor en la barriga y también en sus partes íntimas. Una queja a la que se unió el descubrimiento de unas manchas de sangre en la ropa interior que hicieron saltar definitivamente todas las alarmas de la abuela que no dudó en alertar a la madre para que regresara a Ceuta lo antes posible. “Me dijo que el profesor estaba abusando de ella. Le había tocado en sus partes íntimas, se restregaba contra ella, (…) y luego le cortaba un mechón y la amenazaba con que eso era un secreto y si lo decía le cortaba todo el pelo”, ha rememorado la madre de la niña recordando la llamada de la abuela.

Según el relato de la niña, ha explicado la madre de la presunta víctima, el profesor aprovechaba el final de la clase de gimnasia para llevarlas las últimas al baño con la excusa de orinar. Y todo ello, ha insistido su madre, lo contó identificando sin dudas al responsable, “el profe Jose” y explicando con claridad los hechos. “Mi niña es de poco hablar, pero no dice ni una mentira, no soporta escuchar palabrotas, si dice algo la tienes que creer, es una niña muy educada y no se monta películas, si mi hija me cuenta algo, me lo creo".

Un relato de los hechos que ha corroborado la abuela, quien ayudada por una traductora ha explicado como su nieta repentinamente no quería ir al colegio los lunes, día de gimnasia, y cómo llegaba con extrañas manchas en su ropa interior. Aún hay sigue sin comprender cómo ha podido ocurrir una cosa así: "Tiene cuatro años, no puede ser, no puede ser", ha lamentado entre lágrimas la abuela durante su testimonio. Ambas, como la madre de la segunda niña, han descartado taxativamente que fuesen imaginaciones o que la niña hubiese podido ver pornografía e inventarse la acusación.

Pero la pobre niña no estaba sola en aquel infierno. Lo descubrieron al llevarla al Hospital. Al activarse el protocolo por posible abuso sexual, un agente de policía preguntó a la pequeña si ese profesor que decía que le hacía “daño”, se lo había hecho a alguna niña más. “Si, a mi amiguita”, respondió sin dudar, poniendo en marcha los engranajes de la Fiscalía de Menores para avisar a los padres de la segunda presunta víctima.

“No me di cuenta de nada hasta que vino la policía a mi casa y me puso al tanto”, ha reconocido la madre de la segunda posible víctima del profesor de gimnasia. El comportamiento arisco de su hija y la negativa a ir al colegio los lunes, no cualquier otro día de la semana, coincidiendo con las clases de gimnasia, empezaban a cobrar sentido. “En ese momento, como madre no daba crédito a lo que estaba escuchando, me desorienté. (…) Me preguntaron si había visto algo raro. (…) Me puse muy nerviosa y no sabía cómo preguntarle a la niña, me quedé en shock”.

El relato que la segunda niña hizo a la Policía encaja a la perfección con el de su amiga, el mismo modus operandi con un bastoncillo, el mismo escenario, los mismos tocamientos. Su madre admite que en este tiempo no ha querido ahondar demasiado y apenas ha hecho preguntas a su hija, dejándola a ella que contara voluntariamente lo que quisiera. Y lo hizo durante el confinamiento: “El profe Jose me hizo fotos sentada en el cuarto de baño”, ha recordado su madre que le contó su hija durante aquellos días de encierro. Pero la niña no llegó a contar nada en los juzgados, no quisieron presionarla más por consejo de la oficina de atención a la víctima.

La defensa ha basado su estrategia en el interrogatorio en tratar de cuestionar la solidez de los recuerdos de las madres de las víctimas, buscando contradicciones en fechas y conversaciones concretas. Posibles contradicciones sobre las que la defensa hizo especial hincapié, lo que afeó el presidente de la Sala, Fernando Tesón, calificándolas de “inocuas” para el caso y perfectamente comprensibles pasados dos años desde los hechos. “No estoy buscando nada, ni que me den nada", se ha defendido la madre de la primera víctima, "solamente quiero que se haga justicia y este ser reciba su merecido y no se lo haga a más niñas para traumatizarlas”, ha reivindicado.

El testimonio del acusado , el médico y los peritos y agentes de Policía completarán la vista oral que se desarrollará, previsiblemente en horario de mañana y tarde, durante este martes y el miércoles. Está previsto que el profesor acusado testifique este miércoles.

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