Ayer, 9 de febrero, en mitad de una borrasca como pocas se recuerdan, "un varón de aspecto subsahariano" cruzó el paso fronterizo de El Tarajal de manera irregular. Tras sortear la denominada 'zona de contención' y ser detectado por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, el inmigrante se dio a la fuga.

La Guardia Civil siguió al individuo hasta "una zona rocosa" que presentaba una pequeña abertura en forma de cavidad. El ilegal, que no se lo pensó dos veces, se metió dentro de la gruta en un desesperado intento por dar esquinazo a la Benemérita.

Dada las fuertes rachas de viento, el encartado corría serio riesgo de que la roca que había sobre él se desprendiese y lo acabase sepultando y matando. Al ser el escenario de rescate tan complejo, el instituto armado se vio en la obligación de requerir la presencia del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento.

Según ha informado este sábado el Gabinete de Comunicación de la Ciudad, los bomberos personados en el lugar de los hechos se valieron de "equipos especiales para descarcelación": camiones, material de protección, ganchos, poleas y hasta una camilla nido que, a la postre, sirvió para trasladar al hombre hasta la carretera en la que se encontraba estacionada la ambulancia.

Después de efectuar un primer reconocimiento y ante la posibilidad de que el sujeto presentase algún tipo de traumatismo, los agentes actuantes decidieron trasladarlo hasta el Hospital Universitario para que los profesionales sanitarios que allí trabajan pudieran dispensarle la atención médica necesaria.

Tras completar con éxito las labores de socorro, la Consejería de Presidencia y Gobernación -de la que depende el Cuerpo de Bomberos- se ha expresado públicamente para poner de relieve "el excelente nivel formativo de los efectivos intervinientes". "Su contribución ha sido decisiva para resolver esta difícil operación de rescate", subrayaba Alberto Gaitán.