Dicen la mayoría de los analistas, y hasta los que no lo son, que caminamos inexorablemente hacia una brutal recesión sin que nadie, armado de los usuales eslóganes electorales y pancartas, pueda o sepa remediarlo. Atendemos las noticias económicas buscando síntomas (que no signos) de una mágica recuperación que nos permita no temer al futuro, aunque en realidad lo que queremos descifrar es que, aunque sea con dificultades, seamos capaces de seguir cobrando todos los meses… un verdadero lujo, dicho sea de paso.

Ya lo decíamos en este foro sin la pretensión de patentar el agua caliente, caminamos hacia una segura involución sin que los chicos de los recados parezcan querer remediarlo. Así, lamentablemente y en nada de tiempo vamos a poder asistir (si es que ya no estamos en ello, claro) a la interesada batalla entre los que pueden pagar la hipoteca, y los que viven de la beneficencia. Y es lo que hay.

Pero aquí, Al Sur del Edén, siempre pretendemos mirar más allá del muro que separa lo evidente de lo brutalmente previsible, algo que nos empuja a mirar hacia atrás, hacia la Historia. Las grandes crisis siempre han terminado en un festín (generalmente sangriento) que reúne a los que todo lo tienen en detrimento de los que nada poseen, es decir, lo de siempre. Estas situaciones siempre son proclives a la irrupción de los salvadores de turno, esos que, surgidos del infame lodo del populismo, tienen la intolerancia como único argumentario. La historia se repetirá hasta la saciedad: buscarán a un inocente, lo harán culpable de todas las penas acumuladas… y al patíbulo con él. Lo de menos es el quién, lo único importante es desviar la atención.

Nacionalismos, patriotismos o religiosismos van a estar, mucho me temo, a la orden del día en nada de tiempo. Y lo más lamentable es que picaremos el anzuelo, como lo hicimos cuando buscábamos las armas de destrucción masiva en Irak o al supuesto Bin Ladden en Afganistán. Está pues claro que la serpiente, antes de dormir, puso el huevo para nunca morir…y aquí lo tenemos ya, a punto de eclosionar.

En esta ocasión, no habrá hornos crematorios y sí lapidatorios donde, en el altar de los recortes, se apedreará a quienes osen pedir más Educación o más derechos sociales y menos índices Ibex… todo sea a mayor gloria de los sacrosantos mercados y sus insaciables beneficios. El grito de guerra será “A la hoguera” (o lo que sea, qué más da) contra quienes tienen lo que hay que tener para ponerse al mundo por montera y reivindicar que un mundo nuevo es posible, que el vocablo “nosotros” representa más que “ellos” y que la palabra miedo sólo existe si nosotros así lo queremos creer.

Probablemente, la muy criticada “Marea Verde” educativa y el no menos denostado movimiento “15-M” y sus hermanos en el resto del mundo sean, en este momento, el único contrapunto a tanto insulto a la inteligencia y tamaño atropello a la Historia de la Libertad, la última Frontera entre el totalitarismo y el librepensamiento.

Mi mañica no se cansa de repetirlo: que con el tiempo que llevamos recibiendo palos, parece mentira que aún no sepamos quién es el dueño de la vara….pues no, mañica, parece que aún no nos sabemos la lección.

Recuerdo perfectamente cuán fascinado me dejaron los últimos fotogramas de la película Cabaret. Así, y en una tuba de la orquesta que aparece en pantalla, se adivina muy deformada y distorsionada, una cruz gamada reflejada en el pulido cobre. Es sin duda una suerte de sempiterna advertencia: el huevo de la serpiente siempre acaba dejando escapar a su cría.

Lo de menos es el nombre, el color o la forma…lo peor es que siempre acabamos cayendo en las mismas trampas de los mismos inventos.

Huevo de la serpiente, entre “el hombre del saco” y el incendio del Reistag, usted elige….eso sí, según lo decidido luego las quejas ya no valdrán para nada. Como siempre, la Historia está en sus manos….