José Antonio Carbonell Buzzian
José Antonio Carbonell Buzzian
José Antonio Carbonell Buzzian

La tuneladora política ceutí no distingue de matices, no se aviene a razones, no tiene en cuenta el hartazgo de una sociedad que está saturada de dirigentes con verborrea, trasnochados que solo piensan en ellos y sus secuaces, un status quo que les permite gobernar a sus anchas sin que nadie pueda remediarlo, comprando voluntades con el dinero público de todos los ceutíes, a los que tienen abandonados y secuestrados, en una democracia totalitaria.

Hay que felicitar al todopoderoso Vivas, que en minoría sigue manteniendo su larga red clientelar, regando a diestro y siniestro con dinero público a todo aquel que quiera pertenecer a su club selecto entre los que se encuentra su última adquisición, Fatima Hamed, la adalid de los desfavorecidos, el órdago de la oposición; atrás quedaron aquellos famosos plenos donde no dejaba títere con cabeza, pero ahora las cosas han cambiado, sobre todo para ella que es la Vicepresidenta segunda de la Asamblea, dejó de ser la oponente para convertirse en la alumna aventajada del primero del Ejecutivo.

Así se ha hundido la política en el fango de la polarización, se denotan el riesgo de peligro y desgaste de la democracia, la crispación se ha instalado en la Asamblea, la música es la misma, pero la letra es nueva, el tripartito que se ha acomodado retroalimentándose en una dinámica de polarización in crescendo hace que no haya solo polarización política, sino también afectiva, los rechazos cruzados entre los diferentes grupos políticos son cada vez mayores.

El desfase y el descuadre de cuentas en las empresas municipales han ido formando un charco durante dos décadas de crisis, denostando un abuso de poder desmedido hacia la toma de decisiones de personas que estaban “puestas a dedo” sin capacitación alguna para poder dirigir estas empresas, cuya máxima premisa es, ser un palmero del PP, esa es la cualificación que se les pide a los gerentes, de ahí la desastrosa gestión de las mismas.

Pero no pasa nada, porque el dinero no sale de sus bolsillos, esta pandemia dejó al descubierto el nefasto modelo de gestión económico de nuestra Ciudad, destapó una gestión muy deficiente por parte de las instituciones públicas, la proliferación de estas empresas municipales públicas, están dejando como resultado un agujero de deudas que paulatinamente están metiendo en un pozo sin salida a Ceuta, hipotecando el presente y el futuro de todos los ceutíes.

Un dato importante es que la empresa de limpieza será pública, lo que significa, que la deuda que ya tenemos será muchísimo mayor. El problema de estas empresas municipales es que mientras los políticos sean los que tomen las decisiones estas están abocadas al fracaso. No deberíamos olvidar que la Ciudad se encuentra endeudada hasta los dientes con las entidades bancarias, de hecho, solo se están pagando intereses.

Si nadie lo remedia, las prácticas poco transparentes de los que gobiernan llevarán a Ceuta a un punto sin retorno, sobre todo cuando la financiación depende totalmente del Gobierno central. Este panorama político al que nos han arrastrado, no debería quedar impune y se les tendría que pedir responsabilidades políticas y penales a todos los responsables por una pésima gestión de los recursos públicos.