Estas sencillas palabras, que cambiaron el curso de la historia, fueron pronunciadas el 19 de noviembre de 1863 por el presidente, Abraham Lincoln, en la ciudad de Gettysburg durante la Guerra Civil Estadounidense, en el discurso que ha sido considerado como uno de los más grandes de la historia de la humanidad. Una disertación que “redefinía” el significado del término “democracia” a través del nacimiento de una nueva etapa de libertades tanto para el país de las barras y estrellas como para sus ciudadanos.

De la misma forma, deberíamos reconocer la encomiable labor desarrollada por las formaciones políticas, de ideologías enfrentadas, que lideraron la transición española, posibilitando con ello dejar atrás un régimen dictatorial enquistado en nuestra sociedad por un régimen democrático. Partidos, que sin embargo, hoy son duramente criticados por quienes apoyan planteamientos políticos pretéritos importados de regímenes donde los derechos y las libertades brillan por su ausencia.

Los mismos, cuyos planteamientos populistas incrementarían brutalmente el gasto público en caso de aplicar su medida estrella “Renta Básica Universal” con un coste medio de 145.000 millones de euros, que espantarían a los inversores y cerrarían el acceso a los mercados internacionales en caso de ejecutar las nacionalizaciones o intervenciones incluidas en su programa o que multiplicarían las evasiones de capitales de nuestro país en caso de ejecutar la mayor presión fiscal de nuestra historia. Por cierto, estas afirmaciones no son invenciones mías, son planteamientos publicados, planteamientos conocidos.

No existe duda alguna respecto a que las circunstancias actuales exigen a nuestros dirigentes políticos una “redefinición democrática” en profundidad, que renueve las ilusiones ciudadanas, pero tampoco pueden existir dudas respecto a que esta no puede venir de la mano de quienes desean alcanzar el poder político a través de la fractura socio-económica. Hoy más que nunca necesitamos del consenso de las principales formaciones políticas en respuesta a las reivindicaciones ciudadanas de transparencia, reformas legislativas y judiciales. Hoy más que nunca debemos hacer nuestra la frase “Gobierno del pueblo, por y para el pueblo”.