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¿Por qué hacemos huelga los jueces y fiscales?
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¿Por qué hacemos huelga los jueces y fiscales?

La Asociación de Jueces Francisco de Vitoria explica que "pretendemos la elección de los 12 vocales del CGPJ por los jueces, no por políticos; queremos cargas de trabajo saludables, mesa de retribuciones no convocada; recibimos ataques del poder político; cada vez más recortes...

Carlos Mouriño: Hacemos el mejor fútbol de la categoría

El presidende del Celta, Carlos Mouriño (Vigo, 1943), ya de vacaciones con su familia por el Caribe, repasó con MARCA la trayectoria del primer equipo en los últimos cuatro meses y, además de resaltar que su equipo ofrece el mejor fútbol de la División de Plata, le pide al nuevo año el añorado retorno a Primera. Leer

Qué mayores nos hacemos, doctor

Primera constatación, nada más asomar por el escenario de la Puerta del Ángel en Madrid esta mujer con túnica y pantalones fucsia: la dublinesa Sinéad O'Connor se ha dejado crecer un poco el pelo, luce algo más corpulenta y se encuentra a unos cuantos años luz de aquella Venus plañidera que hace un par de décadas sobrecogió, abrumó y hasta erotizó a toda una generación al compás de Nothing compares 2U. Es un fastidio certificar el instinto depredador e implacable del calendario, doctor, y más aún reparar en que nadie sale indemne de tal zarpazo. Fíjese en Prince, el autor de aquel temazo: entonces era un genio y ahora es solo un estrafalario papanatas. Y qué decir de los demás, torpes y zopencos; ni rastro de los aquellos chavalines que por 1990 nos encontrábamos en perfecta disposición de causar estragos.

¿Qué hacemos con el hambre?

La ONU exige a las grandes economías mundiales que coloquen la agricultura en el centro de la agenda política para erradicar el problema. 20 millones de personas padecen 'hambre severa' con peligro de muerte inmediata

Decir palabrotas cuando nos hacemos daño reduce el dolor, según un estudio

Decir palabrotas y maldecir reduce el dolor que sentimos cuando nos caemos o nos golpeamos, según una investigación realizada por la Universidad de Keele (Reino Unido).
       El estudio, que publica hoy la revista "NeuroReport", concluye que emplear los términos malsonantes del lenguaje alarga en un 50 por ciento el tiempo que podemos soportar el dolor.
       El director de la investigación fue el profesor de Psicología de esta Universidad Richard Stephens, quien explica que tuvo la idea de estudiar esta conexión cuando accidentalmente se golpeó un dedo con un martillo al construir un cobertizo.
       Stephens pidió a 64 estudiantes voluntarios que metieran una de sus manos en una cuba con agua helada y que resistieran lo más posible mientras repetían una misma palabrota de su elección.
       Después, les pidió que repitieran el experimento, pero esta vez utilizando una palabra común con la que describirían una mesa.
       El resultado fue que los estudiantes resistían una media de 2 minutos cuando empleaban términos ofensivos, indecentes o groseros, y una media de un minuto y quince segundos cuando no lo hacían.
       El estudio admite que no queda claro el cómo o el por qué de la existencia de este vínculo, pero sugiere que el efecto de reducción de la sensación de dolor tiene que ver con que las palabras gruesas desatan lo que denominan "la reacción natural lucha-huida".
       Stephens explica que el corazón se nos acelera cuando utilizamos un vocabulario malsonante, lo mismo que ocurre cuando nos encontramos en una situación de debilidad o de miedo y tratamos de reducir la sensación de amenaza para hacerle frente.
       Esta sería la razón por la que a lo largo de los siglos se ha creado en todos los idiomas un lenguaje paralelo de palabrotas, hasta completar diccionarios casi tan extensos los oficiales.
       El estudio de la Universidad de Keele también hace un ejercicio de pedagogía y advierte de que es importante no malgastar munición: "quien quiera utilizar este efecto de reducción del dolor en su beneficio debe limitar el uso de este lenguaje en el día a día".
       "Decir palabrotas es un lenguaje emocional, pero si se emplea exceso se pierde su vínculo emocional", concluye.

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